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Votar por un buen candidato no es algo fácil. Menos en un país como Colombia, en el que la política está tan manchada.
La confianza no es lo primero que asociamos con los políticos. Es un tema que suele generar resistencia, desacuerdos, malestar y mucha violencia.
La tarea es todavía más difícil para los que nos tomamos en serio esa decisión. Para los que no seguimos como fanáticos a un partido o una persona. Los que sabemos que el voto hace parte de nuestra responsabilidad como miembros de una sociedad funcional. Digo que hace parte, porque no creo que esté ni cerca de ser la única o la más importante. Pues votar nunca sustituye la responsabilidad individual (si se puede hacer link a otro artículo, porfa poner este https://noapto.co/el-cambio-empieza-por-uno/)
Un político tiene mucha responsabilidad. La que le damos los ciudadanos. No es un puesto de poder, es una posición de servicio. Ellos están ahí para representarnos. Para hacer lo mejor posible para toda la población y tomar las grandes decisiones. De ahí nace la importancia del voto y la participación política de todas las personas.
Para mí, esa participación implica que cada uno se dé la tarea de entender su papel y de cumplirlo con sus acciones. Si nos conformamos con ser como ladrillos homogéneos y aburridos, le damos muchísimo más poder a los grandes intereses económicos y políticos. Mover masas que no piensan es muy fácil. Por eso a los políticos les convienen tanto que sepamos poco. Que los sigamos sin cuestionar.
Y como decía al principio, al ser responsable del papel individual, la decisión de votar se hace mucho más difícil. Pues no se trata solo de elegir el que me cae mejor o el que tiene más vallas en la ciudad. Y porque las opciones son tan mediocres e insuficientes, que la decisión termina siendo el mal menor. ¿Hasta cuándo vamos a vivir en un país en el que nos conformamos con lo mínimo?
Con eso no trato de decir que existen políticos perfectos y que no han llegado. O que otros países más desarrollados ya hayan cubierto ese problema. Pero sí me refiero a que hemos permitido que nuestros “líderes” estén ahí por miedo, indiferencia y mucho odio.
Votar es importante. Pero es más importante lo que hagamos con nuestras vidas. Cómo tratamos a los demás. Qué hacemos para hacer de nuestro entorno algo un poquito mejor de lo que lo encontramos. Para mí ahí está la clave. No es el voto de las urnas, es el voto diario que cada uno hace por ser el tipo de persona que quiere ver en el mundo.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/
