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No es saber esperar, es cuestionar por qué los generamos

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El problema que tenemos con los residuos no es que no sepamos qué hacer con ellos o cómo separarlos. El problema real viene desde más atrás, desde el origen de ese desecho, ¿por qué llegó?

Creo que así le damos la vuelta al problema. Podemos comenzar a ver soluciones reales que ataquen la raíz y no quedarnos en las acciones mínimas y superficiales. Es una pregunta más difícil. Una pregunta que incluso cuestiona nuestra identidad. Pues no hace ver cuáles son nuestras prioridades.

Al preguntarnos de dónde vienen los residuos que estamos generando, comenzamos a cuestionar muchas de las razones y motivos por los que hacemos las cosas. Ahí creo yo que está la clave, pues creo que ahí es donde está el quiebre. Quiebre porque implica un ejercicio de autoconciencia. De incomodarse. De dejar de vivir en piloto automático.

Los residuos que generamos dicen más sobre nosotros de lo que nos imaginamos. Estos reflejan con bastante precisión a qué le estamos dando más importancia y cuáles terminan siendo las prioridades, sean conscientes o no. Y esto se ve tanto en el tipo como en la cantidad. Por eso la pregunta debe comenzar por el origen de esos residuos.

Hay muchas preguntas que nos pueden ayudar con eso. Preguntas que nos podemos hacer al comprar algo. No quitan mucho tiempo, pero sí nos ayudan a visualizar mejor

¿Qué criterios tenemos para comprar una cosa u otra? ¿Es más importante la calidad o el precio? ¿Me importa de dónde viene? ¿En qué está empacado? ¿De qué está hecho? ¿Conozco los efectos que puede tener en mi salud? ¿Y en el ambiente?

Lo que me parece más interesante de todo esto es que hacerse más consciente de lo que entra y sale de nuestras vidas, es causa y consecuencia de una mejor relación con nosotros mismos y con lo que nos rodea. Pues como vivimos adormilados por lo que pasa y lo que se nos presenta, no nos damos la oportunidad de preguntarnos qué es lo que queremos, qué nos hace bien, qué no tanto y qué podemos hacer al respecto.

Muchos se preguntarán, ¿por qué tengo que complicarme yo la vida? Se supone que hemos logrado tantos avances como sociedad, para que no tengamos tantos peros.

Sí, ¿a costa de qué? De vivir desconectados de nuestra naturaleza.

Tener la capacidad de gestionar bien nuestros residuos es un acto solidario y generoso con las otras personas y con la naturaleza. Refleja que no estamos solos. Es uno de los pasos necesarios para hacernos más conscientes de nuestro lugar en el mundo.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/

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