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Cedo mi espacio semanal a Alejandro Ochoa (@alejool1), quien, en su rol de representante de los estudiantes ante el Consejo Directivo de EAFIT, me pidió publicar sus palabras, cargadas de una enorme preocupación por la realidad que enfrentan muchos estudiantes de la universidad y del país entero debido a la crisis que atraviesa el ICETEX.

Sin más preámbulo, los invito, queridos lectores, a tomar nota y hacer eco de sus palabras.

Corría el mes de marzo de 2022. Gustavo Petro, en un debate presidencial, se comprometía frente a cientos de estudiantes en la Universidad del Externado a lo siguiente: «La deuda del Icetex hay que condonarla (…) lo que yo pienso hacer con el Icetex es condonar la deuda y llevar el Icetex hacia el crédito de estudios en el exterior». A día de hoy, con más de 260.000 estudiantes a la deriva sobre su posibilidad de acceso a la educación superior, y más de 900.000 estudiantes confundidos sobre si podrán renovar sus créditos y continuar su plan de estudios, es pertinente preguntarle al Gobierno Nacional: ¿Confundieron condonar los créditos del Icetex con destrozar la oportunidad de millones de estudiantes de acceder a la universidad y permanecer en ella?

El desfinanciamiento, la pobre ejecución presupuestal y la falta de giro de recursos parecen ser el modus operandi del Gobierno Nacional a la hora de preservar los programas y entidades funcionales del país. En todo el transcurso de 2024 se vivió con la desfinanciación a las EPS y, trágicamente, ahora le tocó el turno al Icetex. El Ministerio de Hacienda no ha girado a esta entidad $402.000 millones correspondientes a matrículas en las instituciones de educación superior, y estaría recortando en más de 1 billón de pesos su presupuesto para el año 2025. Lamentablemente, estas cifras han conllevado a la ausencia de convocatorias para nuevos créditos en 2025 y al supuesto “retraso” de la renovación de los créditos ya en curso, dejando en un hilo muy delgado la oportunidad de estudiar para millones de jóvenes.

De esta situación, hay que resaltar que el Gobierno Nacional le ha fallado a la educación y a los jóvenes, pero principalmente a aquellos pertenecientes a los estratos 1, 2 y 3, quienes constituyen el 90% de los beneficiarios de esta entidad. Le ha fallado a la oportunidad de cerrar brechas generacionales de pobreza, le ha fallado a la esperanza de generar empleo bien calificado, le ha fallado a incentivar el emprendimiento y le ha fallado a todos aquellos que ven en la educación una oportunidad para transformar sus vidas. Ojalá el Gobierno entendiera que la educación es más que un discurso de campaña y recordara aquellos compromisos y promesas, aunque ya lejanos y vacíos, con los que se hicieron elegir en 2022.

Sin embargo, cuando las cosas no parecen poder empeorar, el domingo 24 de noviembre nuestro ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín, y nuestro Presidente, Gustavo Petro, anuncian por X, como ya es costumbre, que el Icetex se va a transformar en la “Banca del Saber”, una entidad financiera que captará recursos del ahorro de los colombianos y grandes empresas para ofrecer servicios financieros a aquellos estudiantes que deseen acceder a la universidad. De esta propuesta se resaltan dos cosas. La primera es la ineficaz improvisación del Gobierno para solucionar sus estados de crisis, pues, más allá del llamativo nombre de la propuesta, es claro que una entidad financiera tradicional no puede brindar los mismos servicios de créditos de largo plazo que brinda el Icetex.

Esto, sin contar el trámite que dicha propuesta debe recorrer en el Congreso de la República, junto con los riesgos de que no sea votada de forma favorable. La segunda es la evitativa del Gobierno a la hora de enfrentar los problemas, porque la cuestión sigue siendo la misma: ¿qué pasará con los millones de estudiantes cuyo acceso a la educación pende de un hilo en estos momentos? Tristemente, el autor de esta columna no tiene la respuesta a dicha pregunta.

Por último, es importante que las universidades privadas, quienes son las mayores afectadas debido a esta situación, tomen la batuta para brindar soluciones a los millones de estudiantes afectados por la inoperancia del Gobierno, al menos a aquellos estudiantes que ya se encuentran cursando un plan de estudios. Sería lamentable que aquellos estudiantes con la esperanza de terminar su pregrado vean sus sueños aplastados por un Gobierno que solo utilizó al movimiento estudiantil para hacerse elegir, pero luego no peleó por ellos.

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