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“Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así
Aprovecharlo o que pase de largo depende en parte de ti
Dale el día libre a la experiencia para comenzar
Y recíbelo como si fuera fiesta de guardar
No consientas que se esfume, asómate y consume la vida a granel
Hoy puede ser un gran día, duro con él”
Joan Manuel Serrat
Esta columna, amigo lector, está viendo la luz hoy domingo, sin embargo, sus letras están siendo escritas el viernes, 48 horas antes de la primera vuelta presidencial en Colombia.
¿Sobre qué escribir un viernes, palabras que serán leídas un domingo de elecciones? ¿Qué más decir que no se haya dicho en este blog, en las conversaciones sostenidas, en las noticias, en Twitter, entre amigos? Me cuesta. En serio me cuesta seguir reproduciendo mensajes alrededor de un panorama tan sombrío, intentar seguir reflexionando sobre un entorno tan hostil.
Hoy viernes, el ambiente electoral parece una olla de presión a punto de explotar. Hay tensión en el ambiente, no recuerdo unas elecciones recientes donde la incertidumbre fuera tanta, la polarización estuviera tan exacerbada y las circunstancias además se prestaran como caldo de cultivo para este sentimiento de ansiedad ante un futuro incierto. Y hoy domingo, en el cierre de un ciclo, depositamos nuestro voto en esas urnas con la simple esperanza de que lo que resulte, solo lleve a Colombia por el camino del desarrollo y la prosperidad.
Y entonces estas palabras que escribo, las escribo pensando en eso que quiero tener presente el domingo: el día después de hoy Colombia seguirá siendo Colombia, los colombianos nos levantaremos también a trabajar y a soñar por nuestras familias, por nuestro futuro, por nuestros anhelos, por nuestro país. El vecino, la tía, el compañero de trabajo y el desconocido con el que intercambiamos mensajes en redes sociales, también se levantarán, también pondrán su energía en seguir construyendo eso a lo que dedican su vida y también esperarán que sean los que sean los resultados de las votaciones, el futuro nos depare a todos éxitos, alegrías, bonanza.
Mañana, tendremos que tener la valentía suficiente para mirarnos a los ojos los unos a los otros con la compasión y la empatía necesaria para entender que nuestras elecciones electorales hablan más de nuestros privilegios que de eso que somos realmente. Mañana la vida sigue, los problemas siguen, las esperanzas siguen. Mañana no es más que otra oportunidad para amanecer, levantarse y seguir construyendo.
Así que amigo lector, termine su domingo como bien le parezca, desconéctese o siga minuto a minuto los resultados electorales. Pase la página de esta primera vuelta o continúe convenciendo a cercanos y desconocidos de las virtudes de su candidato. Dedíquese a la contemplación o a lo que a usted bien considere, pero no pierda de vista, no borre de su panorama personal que el día después de hoy esta seguirá siendo su casa y los mismos seguirán siendo sus retos y por esto, sólo por esto, vale la pena conservar la esperanza, la apertura de mente y espíritu y el ímpetu para levantarse y seguirlo dando todo por este país, que, aunque devastado, adolorido, acongojado, es el suyo, es el mío, es el nuestro.