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Para escuchar leyendo: Milonga del 900, Carlos Gardel

Déjenme empezar con una confesión, hace ya un tiempo que vengo con el mismo sirirí, pero debo insistir con él porque esconde tras de sí una oportunidad única en la construcción de puentes ciudadanos: los colombianos debemos repensar la forma en que homenajeamos.

Cuando se inauguró por fin el túnel de La Línea, los entonces gobernadores del Tolima y el Quindío se enfrentaron por la decisión del presidente Duque de homenajear a Dario Echandía (tolimense, por cierto) bautizando la obra en su honor.  Y ese debate no es menor cosa, los colombianos tenemos que empezar a reflexionar sobre los hombres -porque es en excesiva mayoría hombres- a los que les rendimos homenaje y a los que les preservamos la memoria como hitos y ejemplos.

¿Acaso en Colombia los únicos nombres que merecen ser honrados son los de los hombres que incursionan en política? Pareciera ser un embeleco común de nuestros gobernantes rendirse homenajes mutuos para ganar indulgencias con padrenuestros ajenos. Basta con fijarse en grandes obras del país para asegurarse de esta afirmación, en el Viaducto César Gaviria que comunica a Pereira y Dosquebradas, en el túnel de Buenavista que en el registro lleva el nombre de Misael Pastrana Borrero y que fue inaugurado en la presidencia de su hijo Andrés o en el Túnel de Occidente, que lleva el nombre de Fernando Gómez Martínez, padre del exgobernador de Antioquia y dos veces alcalde de Medellín Juan Gómez.

Entonces ¿Y los ingenieros, y los artistas, y los próceres, y los líderes cívicos, y los defensores de derechos humanos? Pero, especialmente ¿Y las mujeres? Parece ser que para homenajes nos quedamos cortos.

Y no solamente en obras, fíjense en los billetes colombianos, en el que uno de los más grandes astrónomos que haya tenido América Latina es reemplazado por un expresidente, en los que otro exmandatario es homenajeado en el billete de más alta denominación. Fíjense en los aeropuertos, Gustavo Rojas Pinilla, Luis Carlos Galán, Rafael Núñez, Enrique Olaya Herrera, César Gaviria, Guillermo León Valencia. Existe solo un aeropuerto que lleva por nombre el homenaje a una mujer, el aeropuerto Narciza Navas, de Capurganá, en homenaje a una de sus mayores impulsoras.

Ahora que nos hemos repensado nuestra realidad, ahora que el presente dista tanto del pasado y la normalidad futura se asemeja tanto a una utopía, ahora podemos repensar también cómo convivimos con nuestro ayer, cómo hacemos y preservamos la memoria. No es gratuito que en pleno estallido social uno de los más grandes retratos fuera la reivindicación de los indígenas caucanos ante la figura de Sebastián de Belalcázar, ese debate debemos darlo, el país no puede seguir repitiendo nombres como un trabalenguas sin detenerse a analizar la persona detrás del mito, la historia no puede seguir erigiendo glorias por el simple desenlace de la existencia, la muerte no puede seguir perdonando culpas históricas.

La memoria es el puntapié inicial para la construcción de nación, es fomentar la capacidad de mirarnos al espejo para entender quiénes somos, lo que fuimos y lo que hicimos, para comprender lo que podemos hacer y poner a andar el sueño de un alma colectiva. ¡Ánimo!

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/santiago-henao-castro/

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