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Que se multipliquen los panes

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En clase, desprevenida, le pregunté a mis estudiantes: ¿qué hacen cuando tienen hambre? Dormir profe, tomar aguar y cepillarnos los dientes para simular el movimiento, fueron sus respuestas. Entre risas, siguieron haciendo comentarios sobre las formas de alimentación, cómo hacer para rendir en sus vidas con sólo dos comidas al día, qué alimentos utilizar, entre otros asuntos.

Me quedé paralizada, respiré por un momento y guardé silencio.

Fue profundamente doloroso reconocer que la problemática de inseguridad alimentaria persiste. Nuestros estudiantes no comen; las madres cabeza de hogar no comen; las primeras infancias no tienen una nutrición adecuada; las personas mayores no están alimentándose de acuerdo con las necesidades que les requiere su cuerpo; los campesinos y campesinas no tienen cómo cultivar, cosechar y comercializar sus alimentos. Hoy, una persona mayor camina cada tanto por mi vecindario gritando que cambia películas por comida porque no las logró vender.

El año pasado, en Colombia volvió a estar muy presente la inseguridad alimentaria como una problemática urgente en nuestro contexto. Se adelantaron varios programas e iniciativas locales de asistencia alimentaria y estudios sobre dicha situación. Sin embargo, estas no tuvieron continuidad, aunque la problemática no se haya transformado. “La inseguridad alimentaria en Colombia se redujo en 2023 del 30 al 25%, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de ONU. Aunque hay aún 13 millones de personas en inseguridad alimentaria moderada o severa”.

Si bien hoy no estemos viendo el pañuelo rojo ser ondeado en las avenidas principales del país, la PMA afirma que la mitad de los hogares en Colombia “(el 51 %) sigue en una «situación de seguridad alimentaria marginal» y son susceptibles de caer en la inseguridad alimentaria por hechos como los efectos del El Niño o la desaceleración económica en la que está actualmente el país. El 43 % de los hogares colombianos informaron de problemas de acceso a alimentos en los últimos seis meses, sobre todo por falta de dinero o porque aumentaron los costos de los productos”. (DW.com)

Sumado a lo anterior, cabe destacar que los hogares con jefatura femenina representan la mitad de esta problema pues son los que tienen mayores condiciones de vulnerabilidad. Ojo con esto, la jefatura familiar en Colombia somos las mujeres. Los hogares con jefatura femenina eran el 44,2% en el año 2022. Sin embargo, “A nivel nacional, el 41,4% de los hogares con jefa mujer se encuentra en situación de pobreza monetaria, en comparación con el 33,1% en hogares con jefe hombre”.

¿Estamos dimensionando esto? Es decir, la mitad de la población colombiana sufre de inseguridad alimentaria; y de esta población, la mayoría son mujeres con jefatura de hogar; mujeres que asumen el rol de proveedoras principales y seguro también el rol de cuidados no remunerados.

Dicha situación tiene diversos factores. Por un lado, está la feminización de la pobreza, siendo las mujeres quienes tienen menos condiciones de acceso para un empleo formal, sus salarios son inferiores a la de los hombres en la mayoría de los roles, no tienen acceso a crédito ni a vivienda, y la mayoría viven en arriendo. Son quienes administran los recursos de los hogares, siendo las que se quitan el poco alimento de la boca para que los demás puedan comer un poco más.

Por esta razón, a propósito de Semana Santa, sólo pienso en las mujeres empobrecidas que tendrán que multiplicar los panes por estos días. Tal vez, el rostro de Jesús Colombiano es una mujer que trabaja en la informalidad, madre de uno o dos hijos, que viven en la periferia de las ciudades o en la ruralidad, tiene dobles jornadas laborales sin remuneración digna por ninguna. Vive alguna situación de violencias, no tiene red de apoyo y están profundamente agotadas. Sin embargo, están en la calle, haciendo que sus panes y sus peces sean multiplicados; pensando en cómo hacer rendir el tiempo, la plata y la energía vital.

¿Dónde están las procesiones, las ofrendas, los cultos y todos los rituales para ellas?

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/luisa-garcia/

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