Que gane Kamala o pierda Trump

Que gane Kamala o pierda Trump

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Si fuera estadounidense, votaría hoy por Kamala Harris a la presidencia. No me parece del todo una buena candidata; de hecho, hay muchas narrativas e ideas que no comparto con ella ni con el Partido Demócrata del momento. Sin embargo, sería peor otra presidencia de Donald Trump, sobre todo, para el mundo democrático. Incluso, para Colombia.

Me ha sorprendido que, en Medellín, mucho detractor de Petro dice que votaría a ojo cerrado por Trump. Los ven muy diferentes, pero en medio de su populismo y su egolatría tienen muchas características parecidas: ambos atacan a la prensa que les hace oposición, son tibios con el autoritarismo y el espíritu invasor ruso, insisten en que la democracia no existe a menos de que ganen ellos y sólo son capaces de rodearse de asesores y comités de aplausos que no les lleven la contraria. Todo el que lo haga, sale por la puerta de atrás, pues no piensan en nadie más que en sí mismos. Ambos son una amenaza para la democracia.

De hecho, no sería extraño que, si el petrismo pierde en 2026, Petro haga algo parecido a lo que hizo Trump en 2020: desconocer los resultados de las elecciones e incitar a sus seguidores a tomarse las calles para intentar cambiar el resultado. Esa es la principal razón para no votar por Trump: hasta el día de hoy, sigue insistiendo en que él ganó esas elecciones, y no muestra un ápice de arrepentimiento ante el hecho de que algunos de sus seguidores asaltaran violentamente el Capitolio y, con ello, a la democracia misma. Si pierde también esta vez, es probable que vuelva a pasar algo similar; incluso, con cualquiera que gane, la polarización -que también es culpa de los demócratas- es tal que una escalada violenta en el país es inminente.

Si Trump gana, ya no estaría preocupado por buscar otra reelección, pues la Constitución se lo impide. Por eso, podría esperarse una presidencia mucho más intensa que la anterior en cuanto a discurso extremista, negación del cambio climático, medidas nacionalistas y proteccionistas, fractura de las relaciones con Europa y con la OTAN, ataque a los opositores y ruptura democrática. Y la amenaza a la democracia en Estados Unidos lo es también para las del resto del mundo.

Ahora, reitero que Kamala no me gusta, sobre todo por todo el lobby woke que tiene detrás. Pero por lo menos puede esperarse que respete los resultados, no llame a una insurrección y, de ser presidenta y ser derrotada después, deje el poder pacíficamente, como ya lo habían hecho el resto de los presidentes. Puede esperarse que siga apoyando a Ucrania con armamento; me intranquiliza que, como Biden, no enfrente a Putin lo suficiente. Creo que el discurso no es lo único, pero importa, y ciertamente ella ha tenido uno más conciliador que el de Trump. También sería muy significativo que, por primera vez, una mujer sea presidenta de Estados Unidos, y siendo hija de inmigrantes. Eso sí mandaría el mensaje del que tanto se enorgullecen en ese país de que allá todo es posible.

Finalmente, a los colombianos no nos conviene que gane Trump. El presidente Petro, seguramente, le sería hostil en público, deteriorando así las relaciones con nuestro aliado comercial y político más importante. No se nos puede olvidar que Petro hace parte de una izquierda que ve con nostalgia a la revolución cubana, que es tibia con el régimen chavista en Venezuela, y que tiende a echarle la culpa de todos los problemas de América Latina al primer mundo; sobre todo, a Estados Unidos. Con Biden y con los demócratas, por lo menos, Petro ha mantenido la cordialidad, el respeto y la cooperación. Dudo que eso ocurra con Trump; el magnate puede darle a Petro los argumentos perfectos para cazar peleas con el país del norte para victimizarse o empoderarse como un ‘antimperialista’.  

Si Trump vuelve a ganar, ojalá me equivoque en mucho de lo que escribo en esta columna.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mejia/

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