¡Que cierren el Concejo!

¡Que cierren el Concejo!

Quintero dejó al desnudo a Medellín. Su desastroso gobierno puso en evidencia que los activistas solo influyen en un pequeñísimo círculo; que las oenegés y los grupos culturales  no pueden ser muy críticos porque subsisten a punta de contratos con la Alcaldía; que los empresarios, en la falsa pulcritud de no meterse en política, se convirtieron en novatos jugadores de ajedrez, pero sobre todo, que el Concejo es la peor expresión de incapacidad y politiquería.

Y es que, aparte del intento del Alcalde de cambiarle el objeto social al aeropuerto, el Concejo finalmente le ha aprobado todo lo que ha querido, apoyó a quien Quintero quiso para la Contraloría, el Plan de Desarrollo, las facultades extraordinarias para crear a su antojo nuevas dependencias a pesar de no haber aportado ningún tipo de estudio técnico que respaldara esa decisión, hundió mociones de censura contra los secretarios, todo esto con el voto variopinto de los políticos tradicionales, pero también de quienes pregonan ser alternativos, feministas y hasta uribistas.

Como habíamos gozado de una racha de gobernantes medianamente decentes, nunca habíamos tenido que poner la lupa sobre el órgano encargado de hacerle control político a la Alcaldía, porque hasta ahora habían vivido felices trabajando a media máquina y sin mucha atención de la ciudadanía. Proponiendo Acuerdos irrelevantes que engordan las estanterías de La Alpujarra, haciendo homenajes ridículos, pidiendo cuotas y contratos a cambio de sus votos, en definitiva, haciéndose pasito con las administraciones de turno.

Incluso los que ya se decantaron por ejercer la oposición lo hacen de forma pusilánime, se limitan a compartir las noticias que bien podríamos revisar nosotros mismos en cada medio, o a hacer algún comentario sobre una declaración salida de tono del Alcalde, que las hay todos los días. Es que están muy ocupados poniendo a sus equipos de trabajo, que pagamos todos nosotros con nuestros impuestos, a hacer las campañas electorales que aseguren su futuro.

Mientras tanto, Quintero sigue imparable desmantelando a Medellín. Por supuesto, todo tiene su excepción y cada quién sabrá cuál es, pero de resto ¡Qué cierren el Concejo!

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