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La vida está llena de personas y objetos salvavidas, aquellos que nos permiten flotar en la superficie, que evitan que, ante el dolor, la duda o la confusión, nos hundamos.

Si bien cada persona tiene sus propios salvavidas, hay zonas comunes donde ante la necesidad llegamos y nos sentimos contenidos. Hay objetos, como los libros, que son hogar de nuestras más grandes emociones y que logran lo imposible, como que un objeto inanimado te haga compañía, que tu propia mente se apague y tramite, reflexione y supere en la pasividad de la lectura gran parte de su aflicción.

Para algunos ese objeto es la Biblia o el Corán, textos religiosos que siembran esperanza y recogimiento, para otros, se ve como libros de superación personal, aventuras propias de Julio Verne, novelas románticas de Gabriel García Márquez o cómics, animes y revistas que se leen con rapidez y llenan de colores la cabeza.

¿Son los libros los que nos salvan o somos nosotros mismos, bajo la acción de leer? No tengo claridad de la respuesta pero sí que, sin importar el pasar de los años y el origen de mi malestar, los libros siempre han estado ahí para permitirme vivir otras realidades, unas que indirectamente me ayudan en la única que tengo.

¿Será que un autor al escribir puede proyectar lo mucho que sus páginas pueden ser amigas de personas que nunca conocerá? Porque si es así, la tarea de hacer libros se convierte en no solo un trabajo, si no una manera de salvar vidas. Pasa esto mismo con otros tipos de expresiones artísticas como la música o la danza, la fotografía y los performances, tal vez la acción se amplia y va más allá de “leer salva” y se convierte en un “consumir arte salva”.

Me gusta pensar que todos tenemos la oportunidad de ser salvados y que el primer paso es tener la intención de dar el primer paso, el cual puede tomar tantas formas como expresiones posibles. Me gusta imaginar que en alguna parte del mundo hay una persona que se aferra con fuerza a una fotografía, de la misma forma en la que yo me aferro a mis propios libros. Reconfortante es pensar que uno puede salvar una vida escribiendo, y salvarse a uno mismo, leyendo.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/mariana-mora/

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