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Las cuentas de la vaca

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El Gobernador Andrés Julián Rendón hizo algo bueno al abrir la vaca para la finalización de lo que falta de las vías 4G en el departamento: le mostró el dedo a Petro de parte de todos los antioqueños.

Aunque no esté de acuerdo con el gobernador en muchas cosas, esta cachetada se la celebro.

Petro padece de una rabia poco contenida contra este departamento, que es el que más independencia, resistencia y oposición le ha hecho a su gobierno. Como todos los antioqueños (y colombianos), quiero ver esas autopistas, ya casi listas, estrenarse y contribuir al desarrollo de todo el país. Es inaudito que una obra que está al 96% se deje abandonar. A la larga, es un acto de negligencia frente a todos los recursos que ya se han invertido y los costos que generaría un elefante blanco de ese tamaño. Parece un mal chiste que hace el presidente para burlarse de su fama de pésimo ejecutor. Una parodia involuntaria.

A pesar de que celebro su significancia política, quiero ser realista frente a la vaca y la posibilidad de que sea el esfuerzo que termina de financiar las vías 4G. Quiero hacer un ejercicio para determinar si la vaca es más un acto político o un ejercicio serio de financiación pública.

A las obras seleccionadas para la vaca, se reporta, les faltan entre COP 1,5 y COP 1,6 billones para terminarlas. Pero quedémonos en la meta de la Gobernación: COP 1 billón, un número que, a mí, me hace más sentido en dólares, entonces acá lo pongo: USD 256,6 millones. Es más o menos lo mismo que los ingresos anuales de Mercado Libre Colombia en 2022.

Esto es, no creo que me toque ni decirlo, un platal. Representa un 25% del presupuesto anual de la Gobernación de Antioquia. Pero las cuentas del expresidente Uribe dan: si un millón de antioqueños donamos COP 1.000.000, llegamos a la meta del billón de pesos. Pero, ¿qué tan realista es esto?

Antioquia tiene un poco menos de 7 millones de habitantes. La gobernación estima que hay unos 2 millones de personas en el departamento que viven en pobreza monetaria y unas 500,000 que viven en pobreza extrema. La pobreza monetaria corresponde a personas que viven con menos de COP 350.000 mensuales y la pobreza extrema, con menos de COP 150.000. Me parece, más que justo, no exigirles a estos antioqueños el millón de pesos para las 4G. Quedan entonces unos 4,5 millones de antioqueños, de los cuales podemos esperar este COP 1.000.000. ¿Cierto?

Es difícil. Un poco más de la mitad de la población antioqueña está inscrita en el SISBEN. Unos 3,8 millones. De estos, solo 600,000 están denominados como “No pobre, no vulnerable”. Pero hay un sesgo importante en este número que cae fuera del alcance de esta columna, y es que los ricos son menos propensos a estar inscritos en el SISBEN; entonces, es una herramienta imperfecta para determinar cuánta gente con COP 1.000.000 prescindibles hay en el departamento. Multipliquemos este número por cuatro para compensar, de cierta manera, este sesgo (el doble de la proporción poblacional del número inscritos en el SISBEN) y aterrizamos en 2,4 millones de antioqueños que no están en una situación de vulnerabilidad ni pobreza y que, para mí, tiene sentido pensar que pueden donar a la vaca.

Entonces, ¿dónde están estos 2,4 millones de antioqueños? ¿Ya pusieron su parte? Para el corte del 26 de marzo de 2024, van COP 1.857.720.435 donados. O sea que, de estos 2,4 millones de antioqueños, han aparecido 1.857. Esto es asumiendo, incorrectamente, que todas las donaciones han sido de un millón de pesos. Ha aparecido un 0,00077% de esa población que definimos como ‘pudiente’. Del billón de pesos que hay como meta, ya estamos cerca al 0,2%. O sea que, asumiendo que las donaciones siguen a un ritmo constante y la atención pública se mantiene (no lo hará), llegaremos al billón de pesos en 500 días, o el 8 de agosto de 2025.

Las cuentas son imprecisas, no son académicas ni me gasté una parte importante de mi Semana Santa haciéndolas. Pero no tengo que hacerlo: la vaca nunca va a llegar al billón de pesos. La única posibilidad viene no de los antioqueños, sino de las empresas o los antioqueños más ricos. Solo donaciones de tamaño institucional pueden amasar ese tipo de recursos. Por eso los fundraisers para infraestructura son más populares para parques, pavimentaciones o tapar huecos: nunca alcanzarán la capacidad de captar recursos para autopistas. Ni el 4% de ellas.

Entonces la verdad es que cuando veo los trinos del Gobernador, Fico, o amigos, publicando su pantallazo de su donación, lo veo más como una cachetada al gobierno nacional, una declaración de unión antioqueña frente al frenazo de las obras del presidente, que como un esfuerzo serio de recolección de recursos para un proyecto. Y creo que lo deberíamos ver así. Mi mensaje no es que no aporten a la Vaca, aunque yo no lo haré. Mi mensaje es que se fijen bien por qué donarán a la vaca. ¿Quiere sacarle el dedo a Petro? Done a la vaca. ¿Quiere que se terminen las 4G? La verdad, a pesar de su buena caridad, su donación (a menos que esto lo lean personas con más de mil millones de pesos disponibles para donar) probablemente no tendrá un efecto directo en el destino de estas obras. ¿Indirecto? Puede. Puede ser que un número importante (así sea un 2% del billón) despierte al gobierno nacional y decida girar los recursos faltantes. Pero la vaca, me da tristeza decirles, no va a construir lo que falta del Túnel del Toyo ni de las otras autopistas.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-gaviria/

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