La primavera venezolana

La primavera venezolana

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4:40 pm en Medellín. Las inmediaciones del consulado venezolano en Laureles estaban repletas de gente, y reinaba un ambiente festivo. Carros decorados con la bandera se convertían en equipos de sonido, motos pitaban, hombres, mujeres y niños llevaban camisetas vinotinto, gorras tricolores con estrellas o camisetas blancas que rezaban: “Mano, tengo fe”. La misma imagen se repetía en Bogotá, Cúcuta, Lima, Buenos Aires, Madrid y otras ciudades que se han convertido en el asilo de los que huyen de la dictadura.

Faltaban 20 minutos para el cierre de las urnas en Caracas y demás centros poblados de Venezuela. Las noticias que llegaban eran alentadoras y alimentaban aún más los ánimos de la muchedumbre extasiada que se reunía ahí para vivir un momento histórico. Los sondeos a boca de urna daban una ventaja superior a los treinta puntos porcentuales para Edmundo González Urrutia sobre Nicolás Maduro. La plataforma opositora de Unidad Democrática logró, durante los meses de campaña, unir múltiples sectores políticos nacionales e internacionales alrededor de la cruzada de María Corina Machado por la libertad de Venezuela y la derrota del régimen chavista.

Contra todo pronóstico y sorteando múltiples adversidades, como la arbitraria inhabilitación de María Corina Machado y Corina Yoris, el impedimento de observación internacional de los comicios, la persecución y el apresamiento de colaboradores de la campaña, y la inhabilitación de siete millones de ciudadanos habilitados para votar en el mundo, la plataforma opositora se posicionó como favorita en todos los sondeos de opinión y se ganó el corazón y la confianza de propios y extraños. Las redes y noticieros del mundo se llenaron el jueves con las conmovedoras imágenes de la caravana que acompañaba a González y Machado en su cierre de campaña en Caracas, cantando al unísono el himno nacional de Venezuela. La piel se eriza al ver vibrar a ese pueblo al son de la libertad. Y es que ya son veinticinco años de abusos de poder, represión, debilitamiento democrático, hambre, pobreza y éxodo.

Pasadas las seis de la tarde y con la poca transparencia del proceso de escrutinio del CNE, la angustia y la desolación comenzaron a apoderarse de la gente. Se veían lágrimas de estrés e impotencia. La información especulativa llegaba a cántaros, pero cada minuto que pasaba sin un boletín oficial aumentaba la certeza de fraude por parte de la dictadura. Sobre las once de la noche y sin boletín previo, Elvis Amoroso, rector del CNE, proclamó como presidente electo para un tercer período a Nicolás Maduro.

La esperanza de volver a casa, de que las familias se reencontraran y que la gran nación resurgiera de las cenizas, se diluyó en un instante. Nuevamente, la dictadura se burló del pueblo y le escupió en la cara. Sin embargo, ante el fraude y el régimen de terror con el que Maduro, Cabello y otros se aferran al poder, el pueblo, que ya lo perdió todo por la miseria que estos sembraron, se llenó de valor y se volcó a la calle a pedir libertad, justicia y respeto por su voluntad.

La defensa en la calle que están haciendo los ciudadanos debe ser respaldada por la suma de voluntades internacionales. Esto implica:

  • Reconocer a Edmundo González como presidente legítimamente electo.
  • Que el gobierno del presidente González tome el control no solo de embajadas y consulados en el mundo, sino también de los activos venezolanos en el exterior.
  • Que no se condene la usurpación del poder y se aísle y sancione a la dictadura.
  • Alentar de forma unánime al pueblo y a las bases de las fuerzas armadas para deponer al dictador por las legítimas vías de hecho que correspondan.

Venezuela se juega un capítulo trascendental en su historia; es ahora o nunca. Es explorar todas las alternativas posibles para separar del poder al tirano o resignarse a ver a su pueblo en un nuevo éxodo y ola de sufrimiento. El pueblo venezolano despertó y, como en aquella primavera árabe de 2011, los ciudadanos derrotarán a los sátrapas que se han usufructuado a costa del enorme padecimiento humano.

Fuerza y resistencia, Venezuela. Llegó la primavera, que caiga el dictador.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/samuel-machado/

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