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La naturaleza pierde su fuerza

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La naturaleza todos los días está perdiendo la capacidad de regenerarse por sí misma, o por lo menos a la escala que podríamos necesitar para sobrevivir; los procesos que se están dando actualmente son a una escala tan grande que si no tomamos acciones drásticas, no va a ser suficiente para aspirar a que podamos tener un futuro como especie. Si conectamos con la naturaleza, de manera que nos sintamos parte de ella, seremos capaces de entender realmente el daño que hemos hecho y la necesidad urgente que tenemos de actuar para revertirlo.

Lo triste es que incluso viendo todos los eventos, catástrofes naturales, extinciones y muertes, la mayoría seguimos entumecidos e indiferentes, sin entender el daño que estamos haciendo y todo el bien que estamos dejando de hacer, muchas veces por huir de la responsabilidad y del esfuerzo que eso implica.

Cada minuto que pasa sin que tomemos las acciones necesarias, el planeta pierde vitalidad y capacidad de resiliencia, pues el modelo extractivista y egoísta que hemos concentrado en las últimas décadas nos quita la posibilidad de vivir en armonía con la naturaleza. Es evidente la falta de lógica y de mínima empatía que tiene esa mentalidad, pues es imposible pretender que estas acciones no tienen repercusiones y que los recursos están ahí para que los tomemos a nuestro antojo, como si fuera un mérito implícito por ser la «especie dominante».

La fortaleza que tiene el mundo natural nunca deja de sorprenderme, es impresionante cómo incluso en las peores condiciones la vida es capaz de resurgir y de mostrar su mejor cara, que siempre va a implicar estar en comunión con otros seres, con otra vida. Esto lo veo en las plantas que crecen en lugares imposibles, o en animales que se las ingenian para sobrevivir en las peores condiciones. Esa es la esencia pura de la naturaleza que tanto nos hace falta aplicar.

¿Qué va a pasar cuando el suelo se agote y se seque?

¿Qué vamos a hacer cuando el nivel del mar suba y acabe con cientos de ciudades?

¿Qué acción tomaremos cuando el clima sea insoportable en cualquier momento del año, en cualquier parte del mundo?

¿Qué va a pasar cuando el agua sea un recurso escaso en todas partes?

¿Ahí sí vamos a responder? ¿Ahí sí vamos a cambiar nuestros hábitos? ¿Ahí sí vamos a exigir a los gobiernos y a las empresas? Ese nivel de cinismo y descaro nos encanta; comenzar a actuar cuando se ven las pruebas del desastre, cuando mueren personas, cuando nos toca a nosotros.

Lo que no vemos es que ya hay millones de personas sufriendo esas consecuencias desde hace mucho tiempo, que ya hay señales del colapso que sufre la naturaleza, y que quienes más los vamos a sentir somos nosotros mismos. Para el planeta va a ser una extinción masiva más, y todo volverá a comenzar en unos cientos de años. Esa falta de perspectiva es la que nos ha puesto en las peores situaciones, la que ha causado las ridículas guerras, la que le da tanta importancia a las fronteras, al color de la piel y a las creencias y mentalidades que consideramos verdades inamovibles. Es la que nos tiene en una situación sin precedentes de la que todos somos parte.

Si seguimos dejando el mundo en las manos de los grandes intereses políticos y económicos, no va a haber posibilidad; ya vimos con muchas evidencias que a ellos no les importa nadie, sino tan solo la cantidad de ceros que tengan en sus cuentas bancarias. Yo sé que a vos sí te importan otras cosas y tenés el corazón dispuesto.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/

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