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Los seres humanos necesitamos de las certezas. Necesitamos de los planes. Necesitamos que nos digan el estado del clima para mañana, pero también que nos lean el tarot. Necesitamos de adivinos y futurólogos. Tememos a la ambigüedad y nos da pánico la incertidumbre. Para sobrevivir, necesitamos estar seguros de algo, de lo que sea, así no sea cierto. Preferimos creer para no dudar y aferrarnos a algo en lugar de cuestionarlo.

Tener y saber todo por anticipado le va quitando magia a la vida; imaginen saber todo sobre nuestro futuro, perderíamos la emoción del primer beso, o la adrenalina del primer viaje, perderíamos nuestra capacidad de asombro. Si nuestro mundo alguna vez se convirtiera en algo seguro, la vida sería adormecedoramente aburrida, dice Gigerenzer.

Pero el problema real con nuestra necesidad de certeza es que nos conduce a sesgos y prejuicios que nos convierten en radicales. Las personas profundamente seguras de algo tienden a radicalizar sus puntos de vista, son más propensas a los estereotipos y menos abiertas a buscar y aceptar información o datos que contradigan sus creencias. Entre más seguros estamos de algo, más cerrados somos. Al aferrarnos a una idea, perdemos libertad, no solo cognitiva, sino también existencial.

Adicional a la pérdida de libertad, el exceso de certeza tiene otros riesgos sociales contraproducentes: anula la posibilidad del debate y polariza. La ilusión de la certeza puede llevar a las personas al distanciamiento y a la resistencia al cambio; el problema de la polarización y la falsa certeza es la desaparición de la creatividad y de la innovación para resolver las diferencias y los retos sociales. Entre más polarizada la sociedad, más lento resulta su progreso.

El resultado final de la falsa ilusión es la desilusión. El mundo es cambiante e incierto, por ello, el deseo de tener todo planeado y controlar todo, solo nos detiene. Esta es un invitación para salir de las esquinas cognitivas e intelectuales en las que nos refugiamos, para darle paso a la ambigüedad, a la sorpresa y a la apertura. A vivir sin ataduras.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juanes-restrepo-castro/

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