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Le preguntan a Kylian Mbappé sobre las próximas elecciones en Francia. Y él, Kylian Mbappé, el goleador, el ahora millonario, el francés de segunda generación, el de la piel oscura, el que creció en un banlieue, el que se hizo mundialmente famoso gracias al fútbol, responde. Llueve y se moja. Poco, pero lo hace. «Los extremos están a las puertas del poder» dijo. Y hay que evitar que las pasen, le faltó.
Se mojó más Marcus Thuram, el delantero del Inter: «Como ciudadanos tenemos que luchar para que no gane el RN». Como habitantes del mundo, agregaría yo.
Hay estupor. ¿Futbolistas tomando posición? Nada, que jueguen y ya, que no se mojen, que no se unten de nada, que sean lo que tienen que ser: silenciosos sobre aquello que no sea el balón, la cancha, el partido…
Pero viene otro que se llama Unai Simón y que tapa en España a darles las razón a esos que creen que la gente como ellos (¿futbolistas, famosos, deportistas, cantantes de pop o de reguetón?) no tienen ideas o que si las tienen, mejor callarlas. Toma el micrófono, pues, el tal Unai y dice: “Yo aquí soy jugador de fútbol, me dedico al fútbol, soy un profesional del balón y creo que de lo único que debería dedicarme a hablar es de temas deportivos… Y los políticos dejarlos a otras personas y otras entidades”.
A este lado los que restringen derechos, los xenófobos, los reaccionarios y los que les votan. Al otro, quienes claman por derechos para todos, los que se resisten a dar por perdido ese mundo solidario que alguna vez pudo ser y hoy queda lejos de todo. En la mitad, con su destemplando no soy de aquí ni soy de allá, Unai y quienes son como él. Que no son pocos.
El mundo no es conmigo, dice Unai y quienes concuerdan con él, que han de ser esa gente a la que le sonríe siempre la fortuna, creería yo. Pero no, también están ahí montones de desafortunados que parecen no creer en su infortunio. O no entenderlo, quizá.
Y entonces les molesta que ese personaje al que siguen, admiran y defienden piense distinto a ellos. ¡Cállate y chuta, Kylian!
Pero quién sino él para decirlo. El millonario de hoy con su vida resuelta diciéndoles a aquellos negacionistas de lo obvio que su suerte no tiene por qué ser siempre un contraazar. Hay una dignidad moral en las palabras de Mbappé que bien valen seguir hablando de ellas.
Post scriptum
Leo que hay unos militares de la reserva indignados ante la opción de atender a excombatientes de la guerrilla y a niños palestinos en el Hospital Militar. ¡Qué fácil demuestran algunos su ruindad!
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/mario-duque/