Gloria inmarcesible

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Para escuchar leyendo: La Banda, Zully Murillo.

Mañana ya son 214 años de una Nación en el mundo, o al menos eso me enseñaron en el colegio.

El 20 de julio conmemoramos el Grito de Independencia que dio comienzo al comienzo fundacional de nuestra República, y nos da, como cada año, la oportunidad de pensarnos frente a lo que hemos sido, frente a lo que somos y, sobre todo, frente a lo que podemos ser.

Nosotros los colombianos carecemos de mito fundacional común, cada región tiene una fecha y proceso distinto que lo llevó a independizarse de España. Mientras los cartageneros festejan el 11 de noviembre, los antioqueños lo hacemos el 11 de agosto, por ejemplo, con los respectivos héroes propios de cada arco narrativo.

Al no tener punto de partida común, también se ha dificultado históricamente encontrar los puntos de encuentro que nos permitan echar pa´ delante en la consecución de metas que tampoco hemos logrado acordar. Aquí nos une el fútbol, y nos dura lo que dure la Selección en un torneo internacional.

Esa división profunda ha sido caldo de cultivo para nuestros odios heredados, para nuestras incapacidades para las luchas sociales, nuestras violencias enquistadas. Ha sido, por supuesto, beneficiosa para los oscuros intereses que se agazapan en nuestros disensos para seguir aprovechándose de nosotros. ¿Para qué juntarlos si juntos nos ganan?

Ser colombiano es algo difícil de explicar, quien más se acercó fue, irónicamente, un argentino. Jorge Luis Borges retrató la colombianidad en una frase maravillosa, ser colombiano es un acto de fe. Un acto de fe en algo que no se sabe muy bien qué es, pero que motiva a intentar dar lo mejor.

La colombianidad no puede ser esa incapacidad por seguir normas que llevó a los compatriotas en Miami romperlo todo hace una semana. La colombianidad no puede ser, como añoran muchos, sinónimo de violencia. Pero sin duda son rasgos que nos componen, que tenemos en el instinto, que ayudamos a albergar con la forma de concebir la vida que nuestra sociedad arraiga en nosotros desde pequeños.

Quiero creer que la colombianidad también es la alegría, el desparpajo, la fe abnegada en tiempos mejores.

La pregunta entonces no es cómo empezó la República, sino para dónde va. Sobre todo, como queremos que sea y qué podemos hacer para hacerla realidad.

¡Ánimo!

Pdta: Feliz cumpleaños, Drope querido.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/santiago-henao-castro/

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