Escuchar artículo
|
Hace unos días, un empresario reconocido de Medellín dijo en Twitter que los gobiernos no resolvían problemas y las empresas y los ciudadanos sí. No pude dejar pasar por alto el comentario, sobre todo porque viene de él, que es una persona importante y con audiencia. Yo le respondí diciéndole que esa antipolítica disimulada lo que lograba era sacar de los cargos más importantes del gobierno a personas capacitadas y honestas, y que no creer en la política como espacio de transformación, cedía el poder a los que hacían de lo público un negocio privado.
Yo soy un defensor de la política y lo público; creo que es un espacio fundamental y muy bonito cuando se hace con amabilidad, empatía e inteligencia, que sirve para luchar por la igualdad y la libertad, para combatir la pobreza y promover la convivencia y la paz. Entiendo que ese mismo espacio que defiendo con convicción también ha estado permeado por personas y situaciones que le han hecho mucho mal a la ciudad, al departamento y al país, pero la negación tajante de su relevancia no sólo demuestra ingenuidad sino irresponsabilidad.
El presidente Petro y su amigo político, el alcalde de Medellín, han denigrado a la empresa privada desde sus cargos. Han tildado a los empresarios de mafiosos y de gente que sólo busca el lucro privado y nunca el bienestar de la sociedad. No les ha faltado iniciativa ni al uno ni al otro a la hora de irse lanza en ristre contra gente que ha sido esencial en la transformación social y económica de la sociedad, que con inteligencia ha creado empresa y ha aportado al desarrollo del país. Por eso me parece triste que algunos empresarios, en una forma de defensa tonta y dogmática, creen una contranarrativa similar a la de Petro y Quintero pero desde la otra esquina, como una una pelea de boxeo, y manifiesten que el gobierno -en general, ninguno en particular- no sirve para nada.
Se les olvida que desde lo público se tomó la decisión política de crear las Becas EPM, o Buen Comienzo, o Unidos por el Agua, o Parceros, programas hermosos para la educación, la nutrición de los niños y sus madres, la conexión al servicio de agua potable de miles de familias y la salida de la violencia de jóvenes que sufrían la violencia urbana. Fueron varios gobiernos los que tomaron decisiones trascendentales para cambiarle la vida a la gente y sí, a muchos les resolvieron y les siguen resolviendo problemas que ni la mejores intenciones de la empresa privada podría resolver.
Esto no es un asunto de gobierno sí o gobierno no, empresa sí o empresa no. Es un asunto de gobierno y empresa, políticos y empresarios trabajando juntos por el país, poniendo todo su amor e inteligencia al servicio de las personas que más lo necesitan. Que no sea el ego el que de lado y lado nos impida escuchar al otro ni la soberbia la que guíe el individualismo en contra de acciones colectivas muy poderosas.
Siempre habrá más fuerza si reconocemos lo que cada uno puede aportar, y llegaremos más lejos si confiamos en que las crisis necesitan visiones plurales que se complementen, y no líderes tuertos que dividan.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/daniel-yepes-naranjo/