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Hace un mes escribí aquí una columna presentado el VAR del deporte en No Apto. Un ejercicio que haré inicialmente mensual para conversar y discutir sobre deportes, y que consiste en plantear una pregunta con cuatro opciones de respuesta, tres cerradas, con un peso afín, y otra abierta, por la que, si se opta, se deberá responder a la pregunta cuál.
La primera pregunta o pregunta del mes en aquella ocasión fue cuál ha sido el momento más sublime de la selección Colombia de fútbol masculino, y las cuatro opciones de respuesta fueron: a) el 1-1 contra Alemania en el mundial del 90; b) el 5-0 contra Argentina en las eliminatorias del 1994; c) el 2-0 contra Uruguay en el mundial de 2014; y otro, ¿cuál?
Bueno, el tema llamó la atención y fueron muchas las respuestas que recibí por mensajes internos de las personas que tengo en la lista de difusión de mis columnas, varios de ellos periodistas deportivos. La metodología también funcionó: no hubo unanimidad en las respuestas cerradas (se necesitó el VAR) y aparecieron también otras opciones en las abiertas, entre ellas el día en el que Colombia ganó la única Copa América que tiene en su palmarés: el 29 de julio de 2021, que fue la apuesta de mi gran amigo Juan David Giraldo.
Prometí que también daría mi respuesta, que no es el punto final, por supuesto; es una entre tantas muchas. Antes, debo decir por qué no me decanté por las otras. Empiezo por esta última. El primer y único título en, hasta ese momento, 40 ediciones de la copa, no es para nada despreciable. El contexto es el que le resta méritos. Por temas relacionados con el conflicto interno, la copa casi no se realiza y al final no asistió Argentina, animadora de primer orden de la misma, y que en ese momento tenía un equipazo. Brasil asistió, pero, al igual que otros de los grandes protagonistas, trajo un equipo modesto. Nuestra selección no tenía jugadores descollantes ni jugó bien el torneo: le dio justo para un título que no dejó mucha huella en la memoria de los aficionados.
También me reseñaron, en este diálogo intergeneracional, el 4-4 con Rusia en el mundial de Chile en el 62, que fue el más épico. A los 68 minutos Colombia perdía 1-4, hasta que llegó el gol olímpico de Marcos Coll, él único hasta ahora en los mundiales. Después Antonio Rada y Marino Klinger, en el minuto 86, se encargarían de sellar gesta más grande de la selección nacional hasta ese momento, y en nuestra primera participación en un mundial. Inmemorable. Seis décadas después, persiste en nuestra memoria. Eran otras las condiciones del fútbol mundial y colombiano: menos profesional, menos competido, y desequilibrado entre defensa y ataque. El de Chile, por demás, ha sido uno de los mundiales más desteñidos de la historia, recordado, ante todo, por la violencia física en las canchas, a juzgar por la cantidad de lesionados, Pelé incluido.
Entre las opciones cerradas estaba el 2-0 contra Uruguay en el Mundial de Brasil 2014, que nos permitió instalarnos en cuartos de final y quedar ubicados en el quinto lugar del mundial, que es la mejor posición que hemos tenido hasta ahora. Fue tan sublime el triunfo, como la pintura del segundo gol de James, que atenuó, como pocas veces sucede, la garra charrúa. Teníamos grandes jugadores y en un excelente nivel. La cercanía y afinidad con los brasileros, aunado a la calidez de nuestros vecinos, nos hacía sentir en casa, lo cual fue determinante para esta gesta, que pudo ser mayor, sino nos hubiéramos achicado frente al desteñido Brasil en cuartos. Esta eliminación opacó el triunfo frente a los uruguayos, porque siempre nos quedó la sensación de que pudimos haber llegado más lejos, como quedo en evidencia en la semifinal de los brasileros contra los alemanes, en lo que fue su mayor vergüenza histórica, 1-7 en casa.
El 5-0 o, mejor, el 0-5 contra Argentina, ¡¿Cómo olvidar ese 5 de septiembre de 1993?! Imposible. Es la mejor selección Colombia de todos los tiempos. Por eso, aunque el marcador fue abultado, impensado, el triunfo no fue tan sorpresivo. Ya le habíamos ganado a Argentina en su casa y en su Copa América de 1987, cuando estrenaban título mundial y con Maradona a bordo en su mejor nivel. Meses antes también les habíamos ganado en Barranquilla 2-1. Salimos a la cancha a jugar con la necesidad de ellos, porque el empate nos clasificaba. Llegamos con mentalidad de ganadores y con un equipo enchufado. La historia, como bien lo dijo Maradona antes del partido, que él vio en la tribuna, era nuestro principal rival, pero el seleccionado nacional hace rato la venía cambiando. Ya era un equipo con jerarquía.
Para mí y para muchos de los lectores, el más sublime fue el 1-1 con Alemania. La gran potencia del fútbol europeo, que, precisamente en ese mundial, fue una aplanadora. Era nuestro primer mundial, después de 28 años de ausencia. Le jugamos de tú a tú al equipo del maestro Beckenbauer, pero, a uno minuto de terminar el tiempo reglamentario, llegó el baldado de agua fría con el gol de Pierre Littbarski, que le gano por potencia al “Chontico” Herrera para dejar sin opciones a Higuita. Sin embargo, el equipo no se vino abajo y a los tres minutos de adición, en una jugada exquisita desde la salida de atrás, el “Pibe” Valderrama le puso un pase milimétrico a Freddy Rincón, que definió entre las piernas del arquero Illgner. Fue una hazaña, que le hacía méritos al transcurso del partido; el empate que nos permitía avanzar a octavos de final. Ese 19 de junio de 1990 cambió la historia del fútbol colombiano: entramos a la élite del balompié mundial, y desde entonces nuestra selección y nuestros jugadores gozan del respeto del planeta fútbol.
El 5-0 contra Argentina fue el colofón del proceso más lindo del fútbol colombiano, porque en el mundial del 94 en EE.UU. quedó en evidencia de que nos habíamos embriagado con nuestros triunfos y perdido las proporciones de un proceso que, desde entonces, tuvo un declive de casi 20 años.
Para el próximo mes la pregunta del VAR del deporte en No Apto es ¿Cuál ha sido el mejor basquetbolista de los últimos 50 años? a. Michael Jordan; b. Kobe Bryant; c. Lebron James; d. Otro, ¿cuál? Esperamos sus respuestas juntos a los comentarios del análisis de la columna de hoy.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/pablo-munera/