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El congreso está comprado

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El congreso colombiano está comprado, y no importa cuándo leas esto. El escándalo de los carrotanques de La Guajira sigue creciendo y cada vez involucra a más congresistas, y aunque los petristas se defienden diciendo que no es la primera vez que pasa, eso no lo hace menos grave, y es especialmente contradictorio teniendo en cuenta que ellos afirmaron ser “el cambio”.

Es un problema estructural que tenemos con los cuerpos colegiados. Mal que bien, hoy tenemos una mejor ciudadanía a la hora de elegir alcaldes, gobernadores o presidente; el papel que juegan las maquinarias es cada vez menos determinante y la gente emite su voto libremente. Pero lo mismo no aplica a la hora de elegir a las corporaciones que los controlan.

Para la muestra, aunque votaron 22 millones de colombianos en la segunda vuelta presidencial, la votación al congreso tuvo 4 millones de votos menos. Esto le deja mucho más margen a las maquinarias para cooptar el legislativo, donde llegan a aplicar una extorsión que trasciende toda ideología: solo le aprueban los proyectos al gobierno a cambio de puestos, plata y contratos. Y así mismo funciona con los concejos y asambleas.

No valen los argumentos sobre la inconveniencia de una reforma, no valen las doctrinas que dice representar un partido, no los asusta la presión ciudadana porque las maquinarias mantienen sus votos a cambio de transacciones, no por convicción. Aquí lo que funciona es lo que dice una canción de Los Prisioneros: quieren dinero.

La única forma de ver una reducción drástica de la corrupción es llenando de congresistas, concejales y diputados de opinión el escenario político. Obviamente también son corruptibles, pero al menos está la ventaja que tiene que, para mantenerse vigentes en la opinión, deben parece honestos ante su público. Como dirían los gringos, hay más “accountability”.

Es cambiar de perspectiva y pensar también en esos otros votos, no solo cambiar de presidente hará que recuperemos a Colombia, pues se verá en las mismas si no se transforma la composición del congreso. Hagamos un mea culpa ¿Cuántos recuerdan por quién votaron a la cámara, al senado, al concejo y a la asamblea? ¿Le hacen seguimiento a sus actuaciones? Por ahí es que va el agua al molino de la corrupción.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/

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