Después de la marcha del domingo 21 de abril, el balón de la política colombiana está en el centro del espectro político .

¿Quién puede reivindicar el éxito de la convocatoria a la marcha? Quizá, la Asociación Colombiana de Cirugía que la promovió inicialmente como la “marcha de las batas blancas”. La derecha esta semana salió a decir con titulares destemplados que había ganado las calles. Sin embargo, para quienes no somos de derecha y aun así marchamos, fue evidente que muchas personas que estaban ahí tampoco se reconocen dentro de ese espectro político.

Digámoslo claramente, una persona que eventualmente haya votado por candidatos de derecha (Uribe en su primer período, Santos en el segundo período, Duque por miedo a Petro, o en el caso de Medellín, por Fico en sus dos períodos), no lo sitúa ideológicamente en la derecha ni lo matricula necesariamente en el Centro Democrático, ni en el Partido Conservador, ni en Salvación Nacional. Habría que hacer el análisis político electoral para entender por qué, eventualmente, una persona votó por esos candidatos y no por otros, pero repito, eso no lo convierte en una persona de derecha.

La tesis, o afirmación inicial, que ha gobernado este país durante décadas, incluso siglos, es la de un establecimiento que ideológicamente fluctúa entre la centro-derecha y la derecha, en ciertos momentos con visos de extrema derecha, como en los gobiernos de Julio Cesar Turbay con su “estatuto de seguridad” o de Álvaro Uribe y su política de “seguridad democrática”. Esa tesis gobernó hasta el 2022 cuando el pésimo, mediocre, inepto (entre otros calificativos que se merece) gobierno de Iván Duque se encargó de crear las condiciones necesarias para que la izquierda, en manos de Gustavo Petro, llegará el poder. Que no se le olvide a la derecha que fueron ellos los responsables de que sea la izquierda la que esté gobernando.

La antítesis a ese establecimiento, o idea contraria a la inicial o establecida, es entonces el gobierno de Gustavo Petro, que llegó a la Presidencia de la República en 2022 venciendo a varios candidatos de esa clase política y económica que ha gobernado al país. Este gobierno recoge las banderas de lo que ideológicamente se conoce como el progresismo que se agrupa en un espectro entre la centro-izquierda, la izquierda, y en ciertos escenarios, también con visos de extrema izquierda, como la presencia en el Pacto Histórico de la Unión Patriótica, Comunes, y el mismo Partido Comunista Colombiano, entre otros. Esa antítesis está gobernando hace 2 años, con la idea de un “cambio”, pero en la forma de gobernar (relacionamiento) como en el fondo (ideas y proyectos) este gobierno resultó nefasto. Por eso marchamos miles de colombianos en todo el país y especialmente en Medellín, como rechazo a la antítesis que está en el poder.

En la dialéctica hegeliana, la síntesis es la nueva idea que supera la tesis y la antítesis. En esta coyuntura política del país, de cara a las elecciones presidenciales de 2026, la síntesis es el centro. Más allá de si el remoquete de “centro” llegó a su fin, como parte del espectro político el centro está más vivo que nunca. Si bien la derecha intentó apropiarse de la iniciativa de las “batas blancas”, hay también una nueva dinámica en este momento dentro el centro, que se vio reflejada en la convocatoria a la marcha.

Figuras como Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria, Claudia Lopez, Juan Daniel Oviedo, entre otros, y sectores políticos como una parte del Partido Verde, muchos “compromisarios” de Dignidad & Compromiso, gente del Nuevo Liberalismo, e incluso personas del extinto Creemos, que se reconocen de “centro”, marchamos el pasado domingo con muchos centristas más, que en conjunto fuimos ese día y somos ideológicamente la mayoría en el país.

Esto es evidente en los resultados de la Encuesta de Cultura Política 2023 publicada por el DANE este mes de abril de 2024, en la cual se muestra que, aun las variaciones de los últimos años, el centro sigue siendo la parte del espectro ideológico que reúne un mayor porcentaje de personas en Colombia, con el 40,7%, casi el doble de la derecha (23,9%) y el triple de la izquierda (13,3%). Y aún así, hay ingenuos que afirman: “el centro no existe”.

El centro estaba dormido, pero esta marcha lo hizo despertar, desperezarse; a algunos sectores que hacemos parte de partidos de centro, nos hizo discutir con quienes compartimos techo, por qué había que salir a la calle. Y al final sí salimos a marchar, porque el centro en Colombia sí existe, representa la mayoría de población, y lo demostramos el domingo.

La síntesis es el centro político, en términos hegelianos, un espíritu que permitirá que Colombia se reconcilie consigo misma.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/