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¡Traigan crispetas para ver al petrismo! (Antes de que la tributaria las castigue, por grasosas). Una función con piruetas sin igual. Y aunque es difícil escoger el show principal de la semana ante tantos malabares destacados, me atrevo a elegir el papelón que está haciendo la bancada de gobierno para hacerse la loca con la rebaja del sueldo a los congresistas.
Los que hasta hace poco publicaban imágenes en sus redes sociales con los congresistas que no votaban de la manera que querían sus proyectos, instigando a sus hordas para el matoneo, ahora les parece que es una presión indebida que el senador Verde, JP Hernández, haya hecho una lista mostrando qué congresistas no quieren la rebaja inmediata de sus salarios.
Gustavo Bolívar, Caterine Juvinao, Berenice Bedoya, Clara López, María José Pizarro e Isabel Zuleta han ido cambiado progresivamente de excusa para no apoyar el proyecto. Que no era posible constitucionalmente, que tocaba en cuatro años porque era la única forma de tener mayoría, que los créditos que hacían en los bancos estaban hechos con base en los salarios actuales, que finalmente el sueldo no les alcanza porque con eso hacen mucha labor social o invitan a mucha gente a almorzar, que no habían tenido tiempo de leer el proyecto, mejor dicho, lo que en Colombia denominamos un chorro de babas.
Y como no estaba funcionando muy bien la cosa, y sus afiebrados seguidores no comprendían muy bien de cuál de tantas excusas pegarse para salir en defensa de sus ídolos del cambio, acudieron a la vieja confiable del progresismo colombiano. De alguna manera, empezaron a relacionar al senador Hernández con Uribe, y a decir que su presión hacia las senadoras del Pacto Histórico era violencia machista.
Porque claro, no hay nada más uribista, fascista, patriarcal y neoliberal que exigirle a los representantes públicos cuentas sobre sus promesas, posiciones y votaciones. ¡Se respira el cambio!