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Nos enorgullece trabajar muchas horas y dormir pocas, nos sorprende la velocidad y no la pausa, dedicamos mucho tiempo a producir y muy pocas a cultivar. Pagamos conciertos de altos decibeles pero le huimos al silencio. Nos encantan los excesos, pero nos es esquiva la sobriedad.
Nuestra forma de vida actual premia la eficiencia y la productividad, no la contemplación o la creatividad. Por lo general, tomamos vacaciones una vez al año, que es como tanquear el carro cada vez que se queda sin gasolina, me dijo alguien. Y no descansamos para ser, sino para “recargar”, como si fuéramos objetos.
La inactividad no es ausencia de vitalilidad, al contrario, le da sentido y felicidad a la existencia. Esta pareciera ser la tesis central del nuevo libro de Byung-Chul Han, “Vida Contemplativa”, una defensa del ocio, la pausa, la contemplación y el reposo físico y espiritual. Una defensa de la inactividad como único y verdadero tiempo libre. Según el autor, no vivimos, sino que sobrevimos a un afán de consumo y trabajo que nos arrebata la vida misma.
Tal vez era previsible que según esta lógica económica y social, sería imposible alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- de Naciones Unidas para el año 2030. Está claro que para esta fecha los países, las empresas, la humanidad, no alcanzaremos las metas esperadas. Pero mientras el paradigma del éxito moderno siga siendo aparecer en el top 100 de la revista Forbes, será difícil alcanzar cualquier meta de sostenibilidad a escala global.
Los Inner Develpment Goals (Objetivos de Transformación Interior) son un movimiento internacional libre y abierto, que busca promover las habilidades individuales, las destrezas, el carácter humano y la ciencia como camino para el florecimiento de todas la personas en cualquier lugar del planeta y, con ello, el alcance de los ODS. Pero más allá, de esto, lo que busca este movimiento filantrópico, es el cambio social positivo y la prosperidad humana.
¿Demasiado utópico?, sí. Por eso mismo estoy ahí, por voluntad propia y representando a Comfama. La semana pasada se realizó la primera reunión abierta del nodo Colombia, donde más de 60 personas de varias regiones del país, en representación de empresas, organizaciones sociales, colegios y a nombre propio, nos encontramos para conocernos y sumar a esta idea que promueve condiciones para el cambio global.
Esto apenas comienza, la acogida inicial ha sido muy positiva y las posibilidades de sumar cada vez se expanden. Quizás este tipo de movimientos, utópicos en esencia, sean la esperanza para transformar los paradigmas de progreso y éxito de la humanidad. Tal vez pensarnos y crecer desde adentro sea la posibilidad de alcanzar un mundo mejor, un futuro sostenible y una vida contemplativa.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juanes-restrepo-castro/