Lo que opino de opinar

Lo que opino de opinar

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Tengo un problema con opinar, lo cual es altamente irónico porque en este momento estoy detrás de esta columna de opinión. Es más específico explicar que mi choque no es con las opiniones si no con el hecho de tener que expresar las mías y defenderlas hasta el final; me cuesta tomar posiciones radicales, pararme sobre la palabra y debatir con conocidos y desconocidos sobre lo que vive dentro de mi cabeza.

Siento una gran incapacidad de opinar sobre temas de los cuales no tengo demasiada información, de los que no me siento instruida o al menos altamente contextualizada. Lo paradójico es determinar el momento en el que uno tiene herramientas para hacer juicios de valor, en el que realmente me sienta en la capacidad de afirmar que entiendo bien todo el espectro de un tema. En una época en la que estamos a un click de sentar posiciones frente a toda persona, situación o tendencia, siento que tenemos la responsabilidad de filtrar lo que sale de nuestra boca y de nuestras cuentas en redes sociales.

No tenemos que opinar sobre todo y aún así parece que hacerlo se ha convertido en un hobbie, un deporte, una competencia. Queremos que nos escuchen así no sepamos muy bien lo que deseamos comunicar; cada vez nos tomamos menos tiempo para reflexionar perspectivas propias y simplemente replicamos las ajenas.

La opinadera crónica es dañina y tiene un nombre: el efecto Dunning-Kruger. Mientras menos sabemos de un tema más queremos comunicar sobre el mismo, sobrevaloramos nuestros propios conocimientos y no nos alcanza a interesar la veracidad ni coherencia de lo que hablamos, queremos hacer parte de los montones y figurar en los espacios públicos así eso signifique opinar por opinar. Lanzamos juicios sobre temas que realmente no nos interesan, metemos la cucharada cada que podemos y no reflexionamos sobre sus consecuencias porque subestimamos el poder que tienen las palabras.

Lo que sale de nuestra boca y nuestros teclados importa porque muchas voces desinformadas son el alimento del odio, la intolerancia y gran parte de los ataques que existen hoy en día hacia la dignidad humana; no suficiente con esto, si bien tenemos derecho a cambiar constantemente, los juicios que hacemos y damos a conocer públicamente nos representan en la mente de quienes nos escuchan y leen aunque pase el tiempo.

Opinamos de todo sin tener idea de nada.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/mariana-mora/

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