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¿Qué pasaría si quedamos en manos de quienes quieren apagar las cámaras? ¿Qué pasaría si estuviéramos en manos de quienes quieren ocultar sus crímenes y eliminar la evidencia?
Quienes hemos sido funcionarios y hemos ejercido el cargo con ética y pulcritud, sabemos las implicaciones de mentir, ocultar, favorecer, engañar o pasar por alto la ley. Colombia es un país con exceso de regulaciones y normas, pero claro y taxativo entre lo legal y lo prohibido.
Durante el proceso que se adelanta frente al manejo de Buen Comienzo, salieron a la luz pública algunos comentarios grabados por la Fiscalía como pruebas en contra de los responsables del contrato entre la Secretraría de Educación de Medellín y la corporación Colombia Avanza, principales implicados y responsables según las investigaciones del ente acusador.
Antes de citar las frases presentadas como pruebas de la Fiscalía, quisiera recordar que Buen Comienzo es un programa social de Medellín que funciona desde hace más de 15 años y busca garantizar el cuidado y nutrición de las madres gestantes y niños más vulnerables de la ciudad; ahora sí, las frases:
- “Pero las hijueputas cámaras están prendidas”
- “¿A cómo se las facturo? Factúrelas a Servicio Entrega y mañana le digo a cómo”
- “Mijo, dos favores: El primero: usted no me conoce a mí para nada, ¿listo? Porque me van a poner a que le supervise esos contratos”
- “La idea es hacer todos esos movimientos antes del 31 y quitar las cuentas. Traslade todo eso para poder hacer esos cierres y no tocar 2022 con esas cosas porque la DIAN viene molestando”
No hay que ser especialista en criminalistica para intuir que algo perverso estaban tejiendo quienes sostenían estas conversaciones. No hay que ser adivino para reconocer que quienes ordenaban estas acciones, estaban más preocupados por ocultar que por proveer bienestar y buenos alimentos a los niños de la cuidad.
Quienes estaban al frente de estas negociaciones no eran funcionarios públicos, eran funcionarios de su propio interés y privilegios. Nadie con vocación de servicio y propósito social, es capaz de quitarle el alimento a quienes más los necesitan para sacarle el mejor pedazo al contrato y servirse a sí mismos.
La gran mayoría de servidores públicos de Medellín son honestos y decentes, dignifican el servicio y la razón del Estado. Gracias a muchos de ellos estas denuncias son hoy públicas e investigadas con suficientes pruebas por los entes de control y vigilancia.
Apagar las cámaras significa; que nadie se entere de lo que estamos haciendo. Pero en una democracia sana, todos debemos enterarnos de los que está pasando; es nuestro deber y nuestro derecho poder ver para denunciar o poder ver para callar. Que las cámaras sigan encendidas y que la luz no se apague.
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