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Me dirán que exagero al calificar de robo a la reforma pensional que le presentará el Gobierno al Congreso, pero no es para menos, dado que pretende convertir el ahorro privado de 10 millones de colombianos en gasto del Estado. Una tragedia económica que Petro decide ignorar, pues sabe que tardará unos años para ser evidente y que será un problema para otro mandatario, mientras que él por ahora queda como un gran benefactor social.
En Colombia hay dos modelos pensionales: uno es el privado, en el que tu ahorro no solo se guarda sino que se empieza a invertir, como en un fondo, para generar intereses (en Colombia el promedio de rentabilidad ha estado cerca del 7 %) y al final con eso pagarte una pensión o reembolsarte el ahorro si no cumples los requisitos; y otro es el público, en el que tu cotización no se ahorra sino que va a pagar las actuales pensiones, y funciona bajo la premisa que siempre habrá muchos más jóvenes cotizando que viejos pensionados.
El modelo público, que mayoritariamente abarca Colpensiones, tiene un gravísimo problema compartido en todo el mundo, y es que por los avances económicos y de salud no solo las personas viven mucho más que antes, sino que además nos reproducimos menos. Colombia no es la excepción, en los últimos 30 años pasamos de tener una tasa de fecundidad de 3.1 a 1.7 hijos. Ocurre lo mismo con la esperanza de vida, que pasó de 70.1 a 76.9 años. Los pensionados viven más, pero hay menos jóvenes cotizando, haciendo de este modelo piramidal algo inviable, razón por la que de cada 100 pesos que paga Colpensiones solo 30 pesos provienen de los aportes de los actuales trabajadores, el hueco restante se tapa con el presupuesto de la Nación.
La solución mágica de Petro a este problema consiste en dejar los fondos privados de pensiones solo para las personas que ganan más de 4.5 salarios mínimos, lo que de facto equivale a prohibirlos, pues solo podría estar en ellos el 10 % de la población, y además confiscar el ahorro que los colombianos allí tienen no solo para pagar el déficit que mes a mes deja Colpensiones, sino también para darle ayudas pensionales a los mayores que no lograron la jubilación. Una idea cuyo propósito puede ser noble, pero que no tiene ninguna sostenibilidad en el mediano plazo.
¿Qué va a pasar en 5 años cuando el Estado se acabe los ahorros de la gente? ¿Cómo va a responderle Colombia cuando se quede sin liquidez a quien desee retirar su plata? ¿Cómo esperan que sea sostenible ese modelo con la actual tasa de fecundidad? ¿Con qué derecho el Estado se quiere apropiar así del ahorro privado de los colombianos?
A Petro no le interesan ni estas preguntas ni mucho menos sus respuestas, pues ya habrá quedado como Robin Hood y será otro mandatario el que enfrente ese chicharrón.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/