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Si le preguntase a mi “yo” de hace 10 años sobre: “¿cómo me visualizaba en los próximos 10 años?” no se me habría ocurrido responderla: emprendiendo. Realmente, crecí en una familia muy tradicional en donde tanto como mi padre como madre habían conservado sus trabajos por más de 20 años y, logrando lo que he denominado “mínimo vital”: carro, casa propia y estudio para sus hijos. Lo que, para esa generación, era lo que se debía conseguir.

Ojo, no lo digo por mal, incluso me parece muy loable y he estado agradecido con ello, pues sin eso no hubiese podido estudiar en un buen colegio o que, luego de su fallecimiento, la empresa donde tanto tiempo trabajó mi padre me becara para que estudiara lo que quisiera.

Con esas bases familiares elegí estudiar derecho, igual de tradicional y seguro a lo que siempre había visto reflejado en mi familia; Y, como no podía ser de otra manera, al realizar mi práctica busqué hacerla en Bancolombia. Allí, me encontré con personas super valiosas y grandiosas, la gran mayoría venían de Conavi y llevaban más de 20 años en el Banco. Hasta ese momento, jamás había conocido a un emprendedor ni sabía siquiera que eso existía. De allí me lleve grandes aprendizajes, especialmente por su presidente de ese entonces, pero eso seguramente se los podré compartir en otro artículo. Sin embargo, sabía que ese no era mi lugar, por ende, Seguí con la búsqueda de mi propósito, pasando por firmas de abogados, trabajando en áreas leales y, sin embargo, aún no conectaba. 

Como no encontraba en ningún sitio la respuesta, empecé a buscar para adentro. Los seres humanos tendemos a responsabilidad y culpar a nuestro entorno, contexto, y externalidades sobre todo lo que nos sucede, cuando realmente quienes somos responsables somos nosotros. Así que decidí mirar para adentro y encontrar cómo me imaginaba yo que podría tener tranquilidad en lo que yo hacía (ser abogado).

Una vez decidido esto, me encontré en el camino con personas super valiosas y que me animaron a llevarlo a cabo a través de mi primera empresa Taller A, junto con Bibi y Lauris -quienes hoy son mis socias- y otros dos socios (Pipe y Juanita) que ya no están en la empresa, decidimos iniciar nuestro camino emprendedor; Valen (mi actual esposa y quien ha sido mi novia toda la vida, curiosamente en ese momento separados y aun así nos ayudó a crearla), Juli (quién nos “regaló” su trabajo para el manejo de redes social de nuestro emprendimiento); Mateo y Lalis (quienes no solo nos ayudaron con el nombre de la empresa sino nos “regalaron” las primeras fotos”). Mejor dicho, todo el camino se había allanado para dar ese primer paso en el emprendimiento.

Cuando uno emprende (y creo que eso nos pasa a todos) creemos que sólo nos debemos preocupar por una sola cosa: ¿qué voy a hacer (producto o servicio)?, pero cuando te enfrentas a eso, te das cuentas que necesitas saber de finanzas, contabilidades, mercadeo, ventas, redes sociales, en fin… mejor dicho, te das cuenta de que emprender es aprender, aprender a rodearte de cracks, aprender de los aliados y socios clave, aprender de temas que jamás creíste debías “pararle bolas”, aprender a decir “no”, aprender a enfocarte, aprender a decidir, aprender a asumir las consecuencias de los errores. Es un aprendizaje constante y permanente.

Después de casi 8 años de emprendedor, de escuchar y hablar con muchos emprendedores(as) y empresarios(as), aprender de ellos(as), de sus historias, de sus fracasos, miedos y demás, opté por volver a emprender en LITU y, saliendo nuevamente de una zona de confort decidí seguir aprendiendo, ahora con más ahincó que nunca, aprendiendo de tecnología, de pauta, de números, de inversionistas, de manejo de personal y muchos temas que son clave en este mundo.

Hay un refrán impresionante en el mundo del ser y es “cuando el alumno está preparado, aparecerá el maestro” y sí, ser emprendedor es ser un alumno permanente, dispuesto a recibir todos los maestros que aparecen: los clientes, socios, proveedores, inversionistas, todos están ahí para enseñarte algo que fortalecerá tu emprendimiento.

Quien renuncie a ser estudiante y más, en el mundo del emprendimiento, lamento decirle que tiene muchas probabilidades de que las cosas no le funcionen. Incluso, esta semana escuchando un video de la shark tank Hanoi Murillo “emprender no es para todo el mundo, ya que emprender es muy jodido”, así que si quieres estar en este ecosistema, ya sabrás que será muy jodido y que tendrás que ser un aprendiz todo el tiempo.

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