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Manuela Restrepo

¡Yo voto por la libertad!

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"Libertad de identificarnos como lo sintamos y no según el órgano reproductor con el que nacimos, de vestirnos de hombre, de mujer, de ambos, de otro no identificable. Libertad de salir a la calle sin miedo de ser violentada, de ascender en nuestras carreras por nuestras capacidades y no por los intercambios sexuales a los que accedamos, de tener voz, de poder usarla, de opinar sin ser silenciadas."

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¡oh, libertad! Preciado derecho, o tal vez privilegio.

En cualquier ponderación de derechos, mi elección personal siempre será la libertad. Libertad de vivir mi vida porque es mía, porque es una, porque es corta. ¿De qué sirve una vida coartada a los simples intereses de otros que se salen de mi propio consentimiento? ¿De qué sirve una vida de encierro en lugares no deseados, en dogmas ajenos, en creencias impuestas, en etiquetas preestablecidas, en ropajes extraños, en identidades impropias?

Hermosa y escasa libertad.

Hermosa libertad de movernos en armonía con el ambiente, de buscar alternativas amigables para cohabitar este único planeta que tenemos. Libertad de que todos podamos tomar agua potable, de contar con vías y ciudadanos que respeten a los ciclistas, de entendernos como parte de este todo llamado Tierra y crecer sin autodestruirnos.

Libertad de identificarnos como lo sintamos y no según el órgano reproductor con el que nacimos, de vestirnos de hombre, de mujer, de ambos, de otro no identificable. Libertad de salir a la calle sin miedo de ser violentada, de ascender en nuestras carreras por nuestras capacidades y no por los intercambios sexuales a los que accedamos, de tener voz, de poder usarla, de opinar sin ser silenciadas. De ser quien queramos ser.

Preciosa libertad de escoger nuestra manera de divertirnos mientras no dañemos al otro, de explorar nuestra sensibilidad artística, de tener espacios para nutrir nuestro ser de música, de pintura, de fotografía, de danza, de tatuajes, de arte. Y hacer del arte el motor del sentimiento. De tener espacios de encuentro, de tertulia, de escuchar diversas voces y alimentar el espíritu de ideas foráneas.

Porque no concibo la vida sin libertad, mi voto hoy día de la democracia es por la libertad.

A Daniel Carvalho lo conocí hace algunos años, con unas rastas que ya de entrada rompen con lo tradicional de la política, con su manera ecuánime y pausada de hablar, con su espíritu siempre reflexivo pero con un alma siempre de fiesta. En él he reconocido a todos nosotros que creemos que la política si puede cambiar realidades y que las decisiones más importantes se toman en lo público. Lo he visto, sin ningún interés mas que el del bien colectivo, sentarse con las barras bravas de mi ciudad a negociar como ver y disfrutar el fútbol en paz.

Su trabajo se ha caracterizado por el rigor técnico y académico de su posiciones, por invitar siempre a un debate respetuoso que lleve a construir a partir de la diferencia, por tener unas posiciones claras frente al respeto de los derechos humanos, por ser un aliado en la lucha por la equidad de genero y por hacer del arte una herramienta transversal para la transformación social.

Él, su equipo y sus propuestas representan hoy lo que para mi es la libertad. Por eso convencida de que el camino hacía el que se dirige nuestro país es el de la reconciliación, en pleno uso de mi capacidad personal e independiente de decisión le doy mi voto, porque Antioquia debe ser libre y diversa.

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