El petrismo prendió motores un año antes de las elecciones, y con plata pública tiene funcionando a su ejército digital, además ven en la consulta popular la excusa perfecta para iniciar la campaña. Mientras tanto, la oposición sigue haciendo política del siglo XX (aunque probablemente también perderíamos en esa época, porque ni siquiera hay mensajes claros): dándole los 3 pesos que donan los empresarios a campañas atrasadas en lo digital, enfocadas en madurar candidatos inviables como si fuesen aguacates, a punta de periódicos y medios tradicionales.
El frente de batalla digital está increíblemente inclinado a favor de Petro. Tienen una red de influencers muy bien consolidada, colombianos del común y del corriente (ahí radica buena parte de éxito) que tienen mucha más credibilidad que los medios tradicionales, esos que la derecha, anticuada, cree que todavía son determinantes en la opinión pública.
No solo tienen el mérito de escoger bien los personajes, difunden rápida y efectivamente buenos mensajes que contrarrestan las numerosas noticias negativas del gobierno. Tienen a un tercio de Colombia viviendo en la posverdad y, ante eso, hay dos alternativas: o sentarnos a llorar por lo que es y no va a cambiar; o invertimos en una red digital capaz de contrarrestar la narrativa petrista.
Tristemente veo que pasan los años y la derecha no despierta, los empresarios y políticos de oposición siguen pensando en emisoras e impresos, siguen creyendo que lo digital surge espontáneamente de los ciudadanos, cuando en realidad es un ejercicio profesional de la política que requiere buenos equipos, de gente experta que cobra bien. Incluso creo que el problema es más grave, tampoco hay buenas campañas publicitarias tradicionales en curso para hacer oposición: Colombia debería estar inundada de publicidad sobre la inseguridad que trajo la “Paz Total”, por ejemplo.
Nuestra única fortuna es que nos tocó de líder de la izquierda un personaje perdido en sus delirios narcóticos y sexuales, incapaz de ejecutar la mitad de lo que dice y de construir equipos. Nos hemos salvado por los autogoles de Petro, pero como oposición no tiramos ni un centro al área.
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