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El 4 de febrero de 2008 participé en una de las marchas más memorables que ha habido en el país. Comenzaba el año que determinaría la inflexión del conflicto, como lo han reconocido la Comisión de la Verdad y las mismas FARC. “Un millón de voces contra las FARC” se llamaba inicialmente, pero en realidad salimos a las calles alrededor de 6 millones de personas, en una marcha que contó con el apoyó del presidente de ese entonces.
Un mes después, el 6 de marzo, también salí a marchar, en una movilización menor en número de marchantes a las del mes anterior, pero igual de importante porque ese día la manifestación fue contra los paramilitares, convocada esta vez por algunas ONG y partidos de izquierda, pero no contó con el apoyo del gobierno.
Soy una persona de centro que no tiene problema en coincidir con la derecha y con la izquierda, y asimismo, disentir de éstas. Yo voté por Sergio Fajardo y pertenezco a un partido político, Dignidad & Compromiso, que en el congreso, con nuestra Representante a la Cámara Jennifer Pedraza, se declaró desde el comienzo de este gobierno en “independencia”. Esa independencia me da la libertad para expresar, como lo he hecho en estas columnas, mi rechazo a la gran mayoría de iniciativas del presidente Petro, y mi aceptación, casi siempre con matices, de unas pocas, muy pocas.
Para la ciencia política los elementos básicos que constituyen un estado son: una población, un territorio y una forma de organización política. Por esos tres aspectos voy a marchar el próximo domingo 21 de abril: para demostrarle a Petro que él no representa la mayoría de la población, por la tierra en que nací, Antioquia, y por nuestra forma de organización política, la Constitución de 1991.
La Constitución de 1991 es un logro de la movilización social, de los ciudadanos que se organizaron para cambiar una carta constitucional que ya no reflejaba la realidad del país. Es un pacto social que no es perfecto, pero nos ha permitido en poco más de 30 años transformar, léase, modernizar, tanto al Estado como a la sociedad colombiana. Muchos jóvenes no se imaginarían lo que sería vivir bajo la Constitución de 1886 en este momento; con decirles que Petro, con su carácter autocrático, ya habría declarado el “Estado de Excepción” para restringir todos nuestros derechos y seguramente impedir la movilización el próximo domingo. Solo a alguien que quiera devolvernos a la Constitución anterior se le ocurre promover un proceso constituyente en este momento. En fin, el próximo domingo voy a marchar para defender la Constitución de 1991, que es precisamente la que me garantiza poder hacerlo.
También voy a marchar por Antioquia. No me considero “paisa” en los términos que los mismos paisas y colombianos lo definen, pero sí marcharé por un territorio y un pueblo que se ha organizado durante décadas en términos sociales, políticos, económicos y culturales. Saldré a marchar por un departamento que ha sabido sobreponerse a las dificultades del territorio y también ha aprovechado sus bondades, lo que le ha permitido consolidar una forma de desarrollo particular que lo hacen un referente a nivel nacional y a Medellín, su capital, un modelo de ciudad en el plano internacional. No son pocos los retos, sobre todo sociales, que tiene Antioquia ¿Cuántos antioqueños se acuestan con hambre? La mayoría viven en el Occidente, Urabá, Bajo Cauca y Magdalena Medio, precisamente las subregiones que a través de las Vías 4G se quieren conectar con el Valle de Aburrá y con el país. Para esa infraestructura, que se convertiría en un eje del desarrollo de estas subregiones, Petro ha puesto en duda la destinación del dinero, por eso voy a marchar. Repito, no reivindico el ethos paisa, pero sí una antioqueñidad a la que este gobierno no representa.
Finalmente, voy a marchar para demostrarle a Petro que él no es la mayoría. Ya lo dije en Petro, el presidente equivocado (https://noapto.co/petro-el-presidente-equivocado/), que él incurre en un error cuando afirma que cuenta con el apoyo de la “mayoría”. “Los votantes realmente ‘petristas’ sólo son 8.542.020 y que los 2.750.738 votos adicionales que le sirvieron a Petro para ganar en segunda vuelta votaron por él por descarte, porque pensaron que era menos malo que Rodolfo. En primera vuelta por Gustavo Petro sólo votó el 21,9% del censo, es decir, un ínfimo 16,5% de la población, y en segunda, como ya se dijo, solamente el 28,9% del censo que representa apenas el 21,8% de la población”. Voy a salir a marchar para demostrarle al presidente que somos más los que no votamos por él, y no apoyamos la forma cómo está “administrando” el país, si es que a esta guachafita se le puede llamar “administrar”.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/