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A falta de entes de control, personas. A falta de “ías”, ciudadanía. No la conozco, no sé cómo se llama, no sé quién es ni dónde vive, pero una mujer detrás de la cuenta @Tyche en la red social X ha hecho más por Medellín que cualquier concejal, contraloría, procuraduría o partido de oposición. La persona detrás de esta cuenta se ha dedicado por más de 3 años a investigar, denunciar y, sobre todo, demostrar con pruebas técnicas el entramado de corrupción que la actual alcaldía ha coordinado.

Sus denuncias no tienen la fuerza de un fiscal o de un ente acusador. Pero la intensidad de sus averiguaciones y consultas ha servido para divulgar un sinnúmero de irregularidades, abusos de poder y gastos públicos injustificados. Tyche ha sido la investigadora más audaz, incisiva e incómoda durante toda la administración de Daniel Quintero. La incomodidad, frustración y desespero del alcalde en los últimos días tienen mucho que ver con las graves denuncias que Tyche ha publicado en las últimas semanas en su cuenta.

No comparto todas las publicaciones ni comentarios de la cuenta. Pero sí valoro y reconozco el trabajo continuo y público que esta mujer ha liderado. Según me informan, Tyche ha aparecido en radio y medios nacionales con nombre y ubicación real, pero para mí, su anonimato ha sido revelador y necesario. Así como las redes sociales han servido para confundir, @Tyche las ha utilizado para aclarar.

Muchas figuras públicas actuales han llegado al poder gracias al impulso de las redes sociales, pero no calculan el boomerang que han lanzado una vez que son investidos. Las redes sociales dan y quitan, son rápidas para indignar y lentas para demostrar. Y en Medellín, este efecto está siendo confirmado. Intuyo que cada vez más, las redes serán un regulador natural de información, emociones y cuestiones públicas. Quien quiera usarlas como plataforma sabrá que ellas mismas serán su verdugo.

De comprobarse o no todo lo denunciado, no obedece a la ciudadanía, sino a la institucionalidad. Pero mientras la libertad de expresión se garantice, las democracias seguirán vigentes, o al menos podrán sobrevivir. ¿Puede la democracia salvar a la democracia? Fue el encabezado que inspiró la reciente conversación del Aspen Institute en Medellín. La respuesta es incierta, pero mientras la democracia habilite la libertad en todos los sentidos, la verdad seguirá viva. Necesitamos más Tyches.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juanes-restrepo-castro/

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