Discúlpenme ustedes que insista, pero es que no creo que podamos dejar de hablar del tema. Que quizá, incluso, es de lo único que deberíamos estar hablando.
Leo la editorial del periódico El Tiempo del pasado 29 de mayo. Se titula Israel, sin excusa. ¡Qué bien!, me digo, ya era hora. «Israel ya no puede apelar más al derecho a la autodefensa», dice el texto, repitiendo las palabras del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk.
Y luego aparece un listado de lo que hemos visto, de lo que ya sabemos: los más de 50.000 muertos (la mayoría civiles), los desplazamientos, el bombardeo sobre campos de refugiados, la vulneración de los principios fundamentales de la humanidad, sin dejar de lado esta solución final que ha estado practicando el gobierno de Benjamín Netanyahu llegó luego del ataque de Hamas, en octubre de 2023, que parece ser la advertencia o aviso legal que deben llevar todas las críticas contra la matanza.
Pero, en todo caso, ¡qué bien!, me repito, tras dos años de crímenes de guerra y deshumanización, pero mejor tarde que nunca.
Continúo leyendo, buscando una palabra, la que de verdad define este asunto, pero no la encuentro, no está.
Hablan de «escalada». Y recuerdo que se pasó de negar que los misiles sobre el Hospital Bautista Al-Ahli fueran de Israel (yo no fui, fueron ellos mismos) a bombardear sin pudor clínicas o escuelas.
Dicen que «las imágenes y cifras desde Gaza desmienten cualquier retórica», hablan del «sufrimiento inenarrable del pueblo palestino», pero aun así la palabra que busco no está allí. Es fácil de escribir y de leer, es una palabra grave, de nueve letras y clara como el agua para definir lo que ha venido ocurriendo en los 45 kilómetros cuadrados de extensión de la Franja de Gaza, donde no ha dejado de llover bombas sobre miles de civiles. ¿Cuál es esa palabra? Fácil: genocidio.
Lo dijo Amnistía Internacional en diciembre de 2024: «Israel ha venido sumiendo a la población palestina de Gaza en un infierno de destrucción sin ningún pudor, continuamente y con absoluta impunidad», dijo entonces este movimiento por los derechos humanos.
La ofensiva de Israel en Gaza «es consistente con las características de un genocidio», dijo en noviembre de 2024 el Comité Especial de la ONU encargado de investigar las prácticas israelíes.
«Las autoridades israelíes han privado intencionalmente a la población civil palestina en Gaza de un acceso adecuado al agua desde octubre de 2023, lo que probablemente ha provocado miles de muertes y constituye el crimen de lesa humanidad de exterminio y actos de genocidio», informó Human Rights Watch en diciembre de 2024.
Y me pregunto yo, ¿y si llamamos la cosa por su nombre? ¿Y si dejamos de buscarle eufemismos a la masacre? ¿Por qué el temor de usar la palabra precisa que define, en toda su profundidad y dramatismo y crueldad, lo que hemos estado viendo un día sí y el otro también?
Celebro que haya ahora más voces en contra. Me hace falta que le digamos crimen al crimen y genocidio al genocidio. Eso no hará que se detenga, pero dejaremos de mentir sobre lo que ha estado ocurriendo.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/mario-duque/