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En mis años de universidad pasé muchas mañanas empacando fardos de periódicos Alma Máter para enviar a Turbo y Apartadó. Años después viajé para encontrarme con el destino que marqué en esos paquetes cerrados con papel chicle. Llegué por un camino bordeado de árboles centenarios. El crujido de las hojas anunciaba la vida que se esconde en lo tupido de la manigua. No podía dejar de imaginar cómo era ese lugar antes de que los bravos hombres entraran con sus machetes y sus sierras automáticas. Después de una charla sobre un hongo apocalíptico, de caminar sobre espuma remojada en veneno y de meter las botas en un pocito lleno de blanqueador entré a un campo experimental: una versión a escala de las grandes explotaciones que abundan en la zona.

Para producir los bananos bonitos que comen en Europa se utiliza una variedad especial: Cavendish, como el personaje de Slow West. Esta variedad desplazó a las otras por probar sus cualidades de producción, racimos de hasta 40 kg de bananos perfectos, y por su resistencia a varias enfermedades, excepto la causada por el hongo fusilarum raza 4, del que me advirtieron a la entrada.

El Cavendish es el nuevo rey del banano de exportación. Destronó al Gros Michel que se probó incapaz para soportar los azotes de los microrganismos. En la granja se conservan otras de las especies no aptas para el mercado internacional, pero con cualidades que eventualmente permitirán lograr la creación de un mutante que soporte las amenazas biológicas tan temidas en los monocultivos. En este viaje comprobé mi incapacidad para distinguir una mata de banano de una de plátano y aprendí que “desmanar” es separar a los bananos del vástago: romper la solidez del grupo deshaciéndolo en individuos para poder manipularlos.

Los bananos escogidos son rociados con conservantes en una urna transparente que tiene una calcomanía que dice “veneno”. Con una brocha les aplican otra sustancia para que la corona no se pudra porque si se pudre una corona, se pudre toda la caja y si se pudre toda la caja, se daña el contenedor y se pierde la plata.

Trabajo organizado, en serie, especializado en pequeños procesos fáciles de controlar. Fuerza y tiempo a la venta en la tierra prometida. Una tierra que no se parece a ningún lugar, donde el paisaje está dominado por un mar de musáceas adornadas por bolsas plásticas azul cielo. La tierra se la prometen a muchas personas y cuando llegan a reclamarla encuentran que había otros antes que ellos ¿De quién era esta tierra antes de que se la prometieran al progreso?

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