“En Francia los padres tienen menos derechos que las madres, es decir, la madre puede decidir que su hijo se queda con ella. Además, viví y crecí con papás separados. No tengo recuerdos de ellos juntos. Quiero una figura inseparable para mi hijo.”
Más allá de ser un término técnicamente jurídico, la adopción ha tenido diferentes percepciones a lo largo de la historia. Entre el altruismo ideal y el espectáculo en las pantallas, hay un espectro superado por Bastién Lannibois, un hombre de 43 años que viajó desde el sur de Francia luego de tener luz verde para adoptar.
“En mi cabeza se empezó a construir esa idea con los años. Investigué y me informé. Las relaciones humanas son muy complejas. No sabemos qué puede pasar con el tiempo. No somos máquinas ni robots que logran predecir el final de nuestras relaciones”
Su personalidad es una cohabitación entre la reflexión sobre amor y el escepticismo social del atípico cultural. Las estructuras mono parentales u homo parentales en países como Francia, y en su defecto Colombia, cargan con una idea ajena de expectativas crueles y abusivas frente a los derechos fundamentales de los menores, aunque los índices de violencia intrafamiliar, de pedofilia, maltrato sexual y abandono demuestren lo contrario.
“No creo mucho en el amor. Para mí el amor no es el matrimonio, no es un pedazo de papel que firmas en la notaría. Muchas personas firman un papel y se dicen te quiero. El amor, para mí, es todos los días. Son detalles y gestos. Es una reflexión que tuve con el divorcio de mis padres. Un hijo biológico en pareja es por supuesto la concretización del amor, pero adoptar es la representación de lo que no fue y sí será”
Cuando supe que un hombre soltero viajaría desde la Occitania francesa para adoptar, me llamó la atención por una suerte de identificación atípica de una decisión tan importante para una necesidad tan silenciosa. Durante la última década, ha surgido una especie de quiebre en la estructura tradicional en casa que ha migrado hacia otras formas ineludibles de familia. Posiblemente esta historia tenga cierto sesgo y su principal argumento sea Bastién, pero creo que es justo por eso: pocas personas asumirían el desafío de la adopción mientras que hay miles de niños como Andrés.
“En Francia, las mujeres son muy independiente. Si deciden irse pueden hacerlo porque tienen autonomía económica”
Toda la idea de adoptar empezó en 2017. Bastién llegó al Consejo Departamental de Toulouse para informarse un poco sobre cuál era el proceso y los protocolos ser papá. Documentos, reuniones, libros, consejos de otras familias, todo lo que pudiera darle luces sobre lo que implica asumir un niño.
En los primeros acercamientos a la institución responsable, el Consejo Departamental de Toulouse en el caso de Bastién, hay un representante que explica cuáles son todos los posibles efectos adversos que puede tener la adopción, algunos de ellos responsabilidad directa de él, y otros, del contexto, es decir, pensamientos reprimidos del niño/a a largo plazo, sus genes, las reacciones del niñx frente al entorno o del entorno frente al niño.
Bastién envió los documentos solicitados por el Consejo Departamental de Toulouse, lo cual, en caso de ser aprobado, le daría el derecho de adoptar dentro o fuera del territorio francés con un permiso válido durante 5 años. Hay cuatro países en el mundo que admiten abiertamente la adopción monoparental: India, Haití, Hungría y Colombia. Durante el proceso, quienes hacen la solicitud en terreno tienen la posibilidad de marcar preferencias con relación a la situación médica, al sexo o a la edad. Dentro de las características, Bastién dijo que quería un niño entre los 5 y los 10 años. Solo, su petición buscaba un equilibrio laboral y social en el desarrollo de su vida y la de su hijo.
“Decidí no adoptar una niña porque no habría sido fácil ni para ella ni para mí hablar de ciertos temas que resultan más cómodos para una mujer. Andrés pronto cumplirá 11 años, y siempre estaré abierto a responder todas las preguntas que tenga.”
En la sala de encuentros del ICBF ya estaba llegando el momento. En realidad todos estábamos muy emocionados por lo extraordinario que significaba esta adopción. Todos los esfuerzos de ICBF estuvieron reflejados en el equilibrio del momento; la alegría de comenzar sin freno, de ser papá y ser hijo, de asumir admirablemente un deseo mutuo
“Soy muy afortunado. Es mi hijo.”
“Sé que habrá dificultades, muchas por situaciones externas a ambos. Pero el amor que recibimos mutuamente no se va a comparar con nada. Andrés es un niño muy fuerte y maduro. Resalto el acompañamiento y la estructura que le dio su familia sustituta y los expertos en Bienestar Familiar”
“No me preocupan los prejuicios. Y para nadie es un secreto que existe la pedofilia. Pero antes los niños no hablaban o no les creían cuando denunciaban algo. Para mí es positivo ver las que la justicia en Francia es muy dura con este tipo de delitos. Creo que hoy, los temas tabúes son un ilógico. Las cosas se hablan. En nuestro caso, no sé cómo van a reaccionar en la piscina, o a la salida del colegio, o en el cine.”
Hacerse responsable de la vida de otra persona me genera varias preguntas. ¿Cuáles son los roles fundamentales en una familia?; ¿existe algún formato para ser buen padre?; ¿hay amigos que inconmensurablemente acompañan como papás?