Vicky y Ana Cristina Restrepo: igualitas

Vicky y Ana Cristina Restrepo: igualitas

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Y es que son igualitas. Habrá diferencias, claro, que revisaremos más adelante, pero en esencia ambas son agentes políticos con micrófono. Estas dos mujeres encarnan, cada una a su manera, la facticidad del cuarto poder, su existencia real y concreta. Ambas utilizan deliberadamente las plataformas de comunicación en las cuales se expresan como medio para movilizar el temple anímico de las masas y afectar el significado de sus percepciones. Las dos instrumentalizan las redes de lenguaje para crear realidades.

En alguna parte dice Nietzsche que no existen hechos, sólo interpretaciones. Por esto, el ideal de realidad objetiva o de actitud objetiva será siempre un imposible, incluso en el paradigma positivo de las ciencias duras, y más aún en el registro simbólico de una sociedad, donde incide el periodista. Vicky y Ana Cristina no son objetivas, y tampoco podemos pedirles que lo sean. Pero a lo que sí tenemos derecho como ciudadanos es a exigirles que expliciten la postura política desde la cual enuncian. Vicky, por su parte, ya puso las cartas sobre la mesa. Ana Cristina, sin embargo, pontifica desde un pedestal en el que encubre los intereses que la impulsan.

También habrá que diferenciar en ellas aquello que los griegos llamaban “doxa” o mera opinión, y contra lo cual Sócrates levantó su mayéutica, dejando al descubierto al sofista. Vicky Dávila ha utilizado su medio de comunicación para la realización de investigaciones rigurosas sobre los más aberrantes casos de corrupción en el gobierno de Gustavo Petro, aportando argumento y método. No podemos decir lo mismo de Ana Cristina, quien en realidad funge como mera opinadora. Desde su tribuna arremete con odio visceral contra todo aquello que no comulgue con su progresismo woke.

De otro lado, uno no puede dejar de recordar que las muy generosas donaciones que hacía la Alcaldía del pícaro Quintero en forma de publicidad para Revista Semana llevó a Victoria Eugenia a mantener una actitud complaciente con el poder que dimanaba de esa Alcaldía. Ella y los dueños de su Revista fueron por varios años un duro azote contra los Antioqueños, quienes, luchando contra toda una estructura de bandidaje que se había empotrado en la Alpujarra, mírabamos hacia Bogotá y sólo encontrábamos silencio o los titulares sensacionalistas de Vicky. Cuando Medellín y Antioquia estuvieron bajo ataque, Ana Cristina Restrepo, sin embargo, fue una de quienes se atrevió a desnudar ese poder político-mafioso.

Se dice mucho y poco cuando se habla de “opinión ciudadana” o de “sociedad civil”. Estos conceptos explican menos de lo que necesitan ser explicados ellos mismos. Lo cierto es que, si existe algo que podamos llamar así, personas como Vicky y como Ana Cristina influyen, movilizan, crean realidad. Frente a esto, otra cosa en la que son idénticas es que cada una, a su modo, genera sobre el país cisma, división, cuando podrían hacer lo contrario si no las dominase la ambición o la pasión ciega que oscurece el ejercicio de sacar a la luz que es propio del periodismo.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/julian-vasquez/

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