Hace un par de semanas terminé de leer tu libro El camino que abrimos. Lo compré con la intención de saber más de vos, porque más allá de tu trabajo en la Consejería Presidencial para Medellín, periodo que aparecía en todos mis estudios sobre conflicto y violencia en Colombia, y de los demás cargos de importancia que desempeñaste en el servicio público, te conocía poco como persona.
Me impresionaron muchas cosas. Entre ellas, tu carácter, determinación y capacidad de relacionamiento. En una época tan difícil para el país y para Medellín -nuestra ciudad- tu liderazgo y visión fueron capaces de enfrentarse tanto a la condena que pesaba sobre las mujeres, esa que dictaba una vida de servicio y entrega al matrimonio o cualquier otra institución que les diera un papel secundario, como a escenarios adversos que sufrimos como sociedad y de los que creíamos que no íbamos a salir.
Siempre tuviste claro que cada paso que dabas en la vida estaba conectado con el siguiente. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” era una especie de máxima que se encontraba a lo largo de la historia que construiste, junto a muchos otros, y que fue hilando momentos muy importantes. Era como un estar ahí, en el momento indicado, y aprovechar ese preciso instante para desplegar toda tu inteligencia, tu carisma y tus convicciones a favor de los demás.
Creo que honraste cada día la frase que te decía tu papá: “La palabra miedo no existe, ni existirá jamás en tu vocabulario”. Con tu fuerza, fuiste capaz de guiar a otros que estaban presos de éste y te convertiste en una especie de faro en una época de mucha oscuridad.
María Emma, Medellín pasa por un momento difícil que va más allá de la crisis con la alcaldía actual. Siento que, desde hace unos años, están sucediendo dos cosas: no hay un relato claro que guíe nuestra acción política, social, económica y cultural; y hay pocas personas visibles que quieran ayudar con la construcción de ese relato, plantear una visión conjunta y liderar desde lo público.
Sí, existen ciudadanos muy valiosos que desde la dirección de las empresas, los proyectos sociales innovadores, las iniciativas culturales, el activismo ambiental, el deporte, entre otros ámbitos, están haciendo la diferencia. Hombres y mujeres que día a día trabajan por el bienestar de las personas y por la construcción de una mejor ciudad. Que creen que lo peor -la década macabra- pasó pero que no por eso debemos dejar de caminar y de soñar con una Medellín más libre. Son personas que tienen la inteligencia y la valentía para llevar a cabo cosas muy grandes pero que, es lo que siento y vengo pensando desde hace tiempo, no cuentan con alguien que sea capaz de congregarlos en una visión común que trace la ruta que queremos seguir como sociedad.
María Emma, has vuelto por estos días a tu ciudad natal. Te reconectaste con las historias, la gente, los barrios, los paisajes, los sonidos y los olores de una Medellín que ha cambiado mucho. Una Medellín en la que la violencia es cada vez menos la primera forma para resolver un conflicto. Una Medellín proyectada hacia el mundo, mejor informada, menos desigual, más latente. Una Medellín admirada como un ejemplo de resistencia frente a la violencia feroz del narcotráfico.
Claro, todavía falta mucho, y es precisamente por eso que te escribo…
María Emma, ¿Qué tal si te lanzás a la alcaldía en 2023? Tu amor por Medellín y tu conocimiento de la ciudad, sumados a tu trayectoria en el sector público y privado son la garantía de un liderazgo sólido, consciente, gentil. Estoy seguro de que tu personalidad rescataría la dignidad del cargo, perdida hace un tiempo, y enviaría un mensaje muy potente a las generaciones actuales y futuras: que servirle a la ciudad es una tarea honrosa.
Estoy convencido de que inspirarías la construcción de un propósito común que recoja las mejores historias, convoque a grandes líderes y señale el camino a recorrer en las próximas décadas.
María Emma, sé que es una pregunta con una respuesta muy difícil y que, probablemente, lo primero que se te venga a la cabeza sea un no rotundo, pero te pido que no lo descartés de entrada; falta tiempo para las elecciones de 2023. Se podrían evaluar pros y contras y tener muchas, muchísimas conversaciones con personas valiosas, esas que en Medellín abundan, para empezar a construir un sueño.