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Para escuchar leyendo: La maza, Silvio Rodríguez.
A propósito de la gira por Colombia de la periodista-precandidata Vicky Dávila con su revista, de su lanzamiento en Medellín, y de la financiación que han dado la Alcaldía de Medellín, EPM, el Área Metropolitana y Comfama, se me vino a la mente una anécdota icónica de una de mis grandes amigas, Luz María Tobón, que hoy más que recuerdo se erige en lección.
En los meses previos a la elección regional del 2019, varias entidades del departamento constituyeron la Alianza Antioquia, con el fin de generar debates entre los candidatos a las Alcaldías de Medellín, Bello, Envigado, Rionegro e Itagüí y a la Gobernación de Antioquia. Buscaba también poner en la agenda pública reflexiones en torno a los retos y oportunidades que estos territorios le presentarían a los gobernantes próximos. Quería, en resumen, fomentar una elección consciente y unas administraciones comprometidas con tomar decisiones técnicas que resolvieran problemas esenciales en las ciudades y el departamento.
Entre las instituciones que hacían posible dicha Alianza, se encontraba la universidad para la que entonces trabajaba, por lo cual pude vivir desde adentro cada paso que ese proceso dio, con miras a darle la mayor cantidad de herramientas a los votantes para la decisión de aquel octubre.
Hago el cuento corto, cuando debíamos organizar el debate a la Gobernación de Antioquia, el periódico El Mundo, motor de la Alianza, anunció una decisión irrevocable anunciada por su directora, Luz María Tobón. Al tener una cercanía inequívoca con el entonces candidato Aníbal Gaviria -quien incluso había sido director del medio-, decidían no participar en la organización, estructuración y desarrollo del debate. Para ellos, el espacio debía contar con la mayor independencia y claridad posible, no era siquiera considerable para el periódico participar en un evento de este tipo, cuando uno de los candidatos partiría con una ventaja absoluta frente a los demás. Por supuesto, todas las instituciones aceptamos dicha condición y desarrollamos un debate único, que tuvo a todos los candidatos en el corazón de una universidad pública, presentando con respeto e independencia sus propuestas.
Quise retomar aquella anécdota porque es, primero, una lección frente a la particular forma de hacer campaña que la señora Dávila ha adoptado para alimentar una candidatura impulsada por las redes enardecidas, que, por cierto, ella misma ha ayudado a incendiar. Pero también porque es, sobre todo, la muestra tangible de lo que el periodismo, la decencia y los principios significan en un mundo plural como el que tenemos; porque es una afirmación de que sí hay gente así, sí hay gente que defiende la libertad y la independencia.
Es una mentira absoluta afirmar que el periodismo es así, la política es así. No, así se hacen las cosas oscuras, las que carecen de dignidad, las que son más cercanas a la trampa que a la viveza. La señora Dávila está en todo su derecho de recorrer el país, pero no le queda bien apalancar con falacias su aspiración. Los dueños de Semana pueden respaldar su candidatura, pero háganlo de frente, con la entereza suficiente de aceptar sus intereses y por ende su destino.
Por cierto, sea este otro llamado urgente y respetuoso a la Alcaldía de Medellín, al Área Metropolitana del Valle de Aburrá y a EPM para pedir claridades sobre la inversión de dineros públicos en esta clase de eventos. Medellín merece claridades.
¡Ánimo!
Posdata: Cuánta falta le hace a nuestra ciudad un medio libre, liberal y estructurado como era El Mundo, ojalá vuelva pronto.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/santiago-henao-castro/