Una economía de cuidado

Una economía de cuidado

Escuchar artículo

A propósito del día de la madre, que recientemente conmemoramos, estuve recordando la respuesta que de niño daba a una pregunta que era frecuente en ese momento de la vida: ¿Tu mamá trabaja? A lo que usualmente respondía: No, ella es ama de casa.

Con el pasar de los años entendí que mi mamá sí trabajaba, que quizás trabajaba más duro que mi papá, “quien sí trabajaba en una oficina”, y que su situación era injusta, pues no recibía un pago por lo que hacía. Con el paso del tiempo entendí que mi mamá fue una trabajadora de la economía del cuidado, que es como se ha definido al trabajo no pago en el hogar y los cuidados remunerados en el mercado. Un trabajo que parece invisible, que posibilita el trabajo visible y que se ha convertido en un foco de desigualdad.

La economista, política y columnista liberal colombiana Cecilia López ha sido una voz que convoca a reflexionar sobre la necesidad de darle un valor productivo a las activades del hogar, que pueden hacer terceros y que el estereotipo económico se cierra a comprender. Ella, en algunas de sus recientes publicaciones, reconoce que este ha sido un tema que tomó mayor relevancia al inicio de la pandemia del covid-19 porque, junto con la agricultura, el cuidado remunerado y no remunerado fueron los sectores que no pararon. Sin embargo, a pesar de emerger su interés recientemente, en Colombia se viene hablando formalmente del tema hace más de una década, con la expedición de la Ley 1413 de 2010, que trata de hacer justicia con la contribución de la mujer al desarrollo económico y social del país. Según esta norma, la economía del cuidado hace referencia al trabajo no remunerado que se realiza en el hogar, relacionado con mantenimiento de la vivienda, los cuidados a otras personas del hogar o la comunidad y el mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerado.

La importante participación de la mujer en la economía del cuidado es revelada por el DANE, que ha demostrado que la mujer tiene una participación total del 78% en esta forma de trabajo, siendo el suministro de alimentos y el mantenimiento de vestuario las funcionalidades en las que registran una participación máxima del 88%. Así mismo, los 186 mil millones de pesos anuales en los que se calcula el valor económico del sector del cuidado refleja la necesidad de cuidar este sector, pues supera a sectores como los de industrias manufactureras o actividades inmobiliarias.

Este trabajo sobrecargado que recae principalmente en las mujeres, no sólo es evidenciado por las cifras del DANE, sino también por entidades internacionales como ONU Mujeres, quienes han demostrado que las mujeres en Colombia dedican más del doble del tiempo al trabajo no remunerado, lo que termina limitando su propio desarrollo, sus oportunidades educativas, laborales y les deja menos tiempo para el descanso, el ocio o la participación comunitaria, social o política.

Los objetivos de desarrollo sostenible, que marcan la agenda global a 2030, invitan también a poner cuidado a la economía del cuidado, puesto que en su meta 5.4 convoca a reconocer y valorar el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, como ojalá sea reconocido con las mujeres de nuestro entorno, no solo este mes, sino todo el año.

4.2/5 - (5 votos)

Compartir

Te podría interesar