Una derecha desesperada y desesperanzadora

La derecha colombiana está desesperada, forzando una unión con el único propósito de derrotar al enemigo común: “el socialismo del siglo XXI” o el “castrochavismo” de la izquierda colombiana, encabezado, según ellos, por Gustavo Petro.

La derecha más joven –y tal vez la más rancia ideológicamente– el Centro Democrático, va más allá en sus delirios, quiere, además, derrotar al petrosantismo, que no existe sino en las cabezas más vetustas de este partido y algunos de sus correligionarios, empezando por la de su “intelectual” más reconocido, José Obdulio Gaviria, intelectualizador del odio, del conflicto y “distorsionólogo” de profesión.  

No se han dado cuenta –en realidad, creo que lo saben, pero nunca lo reconocerán– que su principal enemigo son ellos mismos: sin ideas, sin proyecto de país y sin candidatos de calidad. Sin estadistas. Su exceso de candidatos contrasta con la escasez de propuestas.

Es deplorable para el país ver los encuentros y las alianzas prehistóricas –que algunos llaman históricas– de Álvaro Uribe con los expresidentes Andrés Pastrana, César Gaviria y el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, otrora todos enemigos de él y entre sí, porque se trataban como tal, no como opositores. Ahora fungen como amigos en torno al “enemigo común”. Una alianza que, es fácil de presagiar, durará, si mucho, hasta las elecciones, porque nada de fondo ni serio los une, porque ni tienen fondo ni son serios.

Si Petro ha sido tan malo como ellos dicen, si el país está tan mal y tan indignado como lo muestran en sus estudios e indicadores, si tienen toda la casta empresaria a su favor, si tienen de aliado al todopoderoso y dictador universal de Trump, ¿a qué le temen?

La estupidez de que Petro se vaya a reelegir y perpetuar en el poder solo la creen los incautos e ignorantes políticos.

Mi hipótesis es simple: su miedo se funda en sus propios errores y mezquindades. Con todo el poder que han tenido, no han sido capaces de cimentar un proyecto de país ni de estimular nuevos y buenos liderazgos, porque critican el caudillismo, el populismo, pero ellos llevan décadas ejerciéndolo. Por eso se rodean es de aduladores y genuflexos; de clientelistas y “enmermelados”, porque todos los han tenido. No les sirven sino los áulicos y cortesanos, que a todo le dicen que sí.

Su real temor es mirarse al espejo y encontrarse con los ruines que han sido. La treta, entonces, es desviar la tensión sobre los problemas reales y de fondo del país y buscar un enemigo común y externo en la política que los cohesione de cara a las elecciones. La estrategia más vieja y elemental de la política.

El resultado es tan precario como ellos y sus alianzas. Los candidatos viables o presidenciales que a hoy tienen son Juan Carlos Pinzón, un pelele del amo de turno y de Estados Unidos; y Abelardo de la Espriella, una caricatura de la caricatura demoníaca de Trump, y un disparo, con regadera, al aire. Ambos sin talante y sin talento presidencial.  Ah, y el mismo Vargas Lleras, si la salud se lo permite, que lo mejor que puede ofrecer es experiencia y “coscorrones” para todo el que lo contradiga, porque sigue aferrado a la herencia monárquica que le confiere su apellido, en este país con mentalidad colonial.

Repito, y valga el paréntesis para los que no leen sino lo que quieren o tienen memoria selectiva, que nunca he votado por Petro ni soy petrista. Creo que su gobierno, con excepciones, ha sido rico e interesante en propuestas, porque tiene un proyector de país claro, así no se compartan algunos puntos, pero su gestión ha sido pobre, sobre todo comparado con sus promesas y su potencial. Creo, además, que el tipo no está en sus cabales y ha reproducido mucho de lo que criticaba. No estoy decepcionado de él, porque nunca me hice ilusiones, aunque tampoco lo satanizaba. Fue un gran congresista, como hasta Paloma Valencia, una de sus críticas más acérrimas, se lo reconoció hace poco: “Fue un guerrillero fracasado, un buen senador, un alcalde mediocre y un pésimo presidente”, dijo.

La derecha le critica a la izquierda, con razón en parte, que no estaba preparada para gobernar sino para hacer oposición, pero la derecha ha demostrado que, como oposición, le ha faltado nobleza con el país: ha sido desastrosa, rastrera y poco creativa.
tampoco está preparada para gobernar, porque con los candidatos presidenciables que al momento tiene, muy probablemente ganen, pero estoy seguro –ojalá, por el bien del país, y me equivoque– que serán un fracaso como presidentes.

Durante este gobierno, la derecha ha mostrado lo más bajo de sí. Si querían ver algo peor que el gobierno de Petro, que miren a sus candidatos, incluidos Vicky Dávila, que no habla, sino que vocifera al tiempo que propone mesura (una contradicción ambulante), o a Santiago Botero, con un proyecto basado en el “balín tin, ¡tan!”.

Mientras tanto, el Centro Democrático, núcleo de nuestra derecha contemporánea, se fractura internamente, porque su líder eterno, Álvaro Uribe, no cree en ninguno de sus candidatos, sino en Pinzón, porque es el mejor aliado para su único y auténtico interés en este momento: garantizarle su inmunidad y su impunidad, para quedar condenado solo a la cárcel de su conciencia y al repudio, también eterno, de sus miles de víctimas y ciudadanos decentes.

La derecha colombiana nunca me ha ilusionado, pero con todas estas señales de desespero, lo único que siembran es más desesperanza, salvo, claro está, para los ignorantes que creen que los males de este país empezaron con Petro, porque vivíamos en Dinamarca pero éste nos confinó a Cundinamarca, para utilizar este juego de palabras, con respeto por los habitantes de esta bella región colombiana.

¡Amanecerá y no veremos! Triste y lamentable.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/pablo-munera/

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