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Un sánduche: mejor comprarlo que hacerlo

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Andy George, el protagonista de un famoso canal de YouTube, se dio a la tarea de prepararse un sánduche desde cero, es decir, de hacer cada uno de los ingredientes por su cuenta. Debió viajar al mar para conseguir la sal, cultivar hortalizas desde cero, criar y matar un pollo, sembrar y moler el trigo, ordeñar leche. ¿El resultado? Para hacer un simple sánduche, se tardó 6 meses y se gastó 1500 dólares, con una calidad similar a si lo hubiese comprado.

Más allá de la entretenida anécdota que George registró, cabe una profunda reflexión sobre el papel positivo del mercado y de las interacciones económicas. A diario hay diatribas en redes contra el capitalismo, al que la gente le atribuye desde las depresiones del final del domingo hasta las razones de la miseria o de sus desamores. Pero de malo no tiene nada y es justamente lo contrario: gracias a los intercambios libres entre personas, George puede conseguir un sánduche igual al que produjo, pero por el 1 % del valor que le costó a él hacerlo.

Es de coquito: en la escala pequeña que mostró George cualquiera puede entender fácilmente que la vida es muchísimo más fácil gracias a la división del trabajo y a los intercambios de bienes. El problema viene cuando ampliamos la medida y hablamos ya de países, por ejemplo. Ahí brinca el espíritu proteccionista, bastante arraigado en América Latina, tanto en la izquierda como en la derecha.

Abundan los discursos que hablan de frenar las importaciones, se celebran los nuevos aranceles, los subsidios a los productos nacionales, se dice que podemos producir de todo, y a ver, de poder se puede ¿Pero a qué costo? ¿Por qué es tan fácil de entender los beneficios del intercambio a la escala del sánduche, pero tan difícil se hace comprenderlos a la escala de los países?

Lo cerrados que hemos sido ante el mundo explica mucho mejor el atraso y la pobreza latinoamericana, que, por ejemplo, achacarle todas las culpas al imperio español o a Estados Unidos. Si logramos romper eso, podemos cerrar nuestros eternos círculos de pobreza. Hay una luz en el sur, Milei parece estar consiguiendo que la gente lo entienda, nos están señalando el camino.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/

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