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Un buen concejo para Medellín

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Para la fecha, muchos de ustedes ya tendrán claro su voto a la Alcaldía de Medellín. Éste es un voto un poco más sencillo de definir. Sin embargo, no es el único que daremos el próximo 29 de octubre. Si algo hemos aprendido estos 4 años, es que el voto por el Concejo es tan importante como el de la Alcaldía.

Tengo la costumbre de preguntarle a la gente si se acuerda por quién votó al Concejo las elecciones pasadas y una abrumadora mayoría o no votó o ni siquiera recuerda por quién. Éste es un voto que sólo en algunos casos excepcionales se da de manera consciente y que, en general, la ciudadanía no tiene muy clara su importancia.

Para el caso de Medellín, hemos visto como este último período el Concejo ha venido perdiendo imagen en la opinión pública, pero eso necesariamente no es malo: cada vez la ciudadanía está más atenta a lo que están haciendo los concejales, ya no pasarán de agache aquellos que van a quedarse en silencio o a ser comités de aplausos. Hemos identificado que el rol del Concejo es crucial para la ciudad y que, finalmente, es allí donde se le da vía libre o se controla al Alcalde.

Pero la composición actual de este órgano no corresponde a las necesidades propias de la ciudad. El Concejo de Medellín requiere una mezcla más real de lo que somos: diversidad de pensamiento, preparación para afrontar los retos sociales, ambientales y económicos, ética y transparencia en las actuaciones públicas, compromiso con los problemas que afectan a toda la ciudadanía y la construcción de una Democracia vibrante y que sea orgullo para todas y todos.

Así que la elección de un buen Concejo este próximo 29 de octubre debe preocuparnos a todas y todos. Es hora de castigar aquellos concejales, aquellos partidos, que han sido cómplices del deterioro de la ciudad.  No pueden perpetuarse aquellos que se cambian de camiseta sin pudor, solamente para mantener puestos y contratos para ellos y sus amigos.

Que ésta sea la oportunidad para abrir pasos a nuevos liderazgos, que se hayan preparado, que conozcan realmente lo público, que no improvisen ni lleguen a aprender, y menos a entregarse arrodillados a los gobiernos de turno.  Las mujeres debemos estar en el centro de esta renovación del Concejo. No podemos permitir que nuestra representación decaiga.

El control político debe ir de la mano del control ciudadano. Medellín abrió los ojos y no puede volverlos a cerrar.  Se requiere exigir, por parte de un Concejo renovado, calidad en los servidores públicos nombrados, eficiencia en el manejo de las entidades descentralizadas, ética profunda en la contratación pública y, especialmente, la realización de una nueva visión de ciudad, alejada de la politiquería y con propósitos comunes de futuro.

Estamos a pocos días de elegir ese Concejo. Que nuestro voto represente lo que queremos de Medellín.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/manuela-restrepo/

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