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Qué difícil hablar de otra cosa en medio de la barbarie, viviendo, otra vez, el fracaso de la humanidad. Todo lo que no sea el horror de Gaza parece insignificante e inmoral. Y a lo mejor lo es.     

Daniel Samper Ospina publicó un video recientemente buscando comprobar que a las personas “no les indignan los hechos en sí mismos, sino quién los hace”. El humorista fue a la marcha en apoyo al gobierno y les pidió a los asistentes que leyeran distintas denuncias que se le han hecho a la administración de Gustavo Petro, pero en vez de nombrarlo a él, decían que el autor de lo que leían era Iván Duque. El periodista modificó el protagonista de los hechos queriendo evidenciar un doble rasero: si fuera Duque al que lo estuvieran acusando de cosas como las que le atribuyen a Petro, el juicio sería distinto. Y lo logró, pues la mayoría de los que salen en el video condenan los hechos que supuestamente cometió Duque, pero que en realidad responden a denuncias que le han hecho al gobierno que están defendiendo.

Estos “experimentos sociales” no son nuevos. En 2019 el profesor Juan Camilo Cárdenas, La Silla Vacía y la Konrad Adenauer hicieron un experimento para encontrar algunas pistas de qué tanto influía el sesgo de confirmación en las posiciones políticas en Colombia. Para ello juntaron a “uribistas” y “petristas” y les mostraron información sobre el proceso de paz. A los “uribistas” les entregaron información que comprobaba que el proceso de Paz estaba funcionando, mientras que a los petristas les mostraron cifras y datos que demostraban lo contrario. Al final de presentarles esta información les preguntaban si el proceso de paz había funcionado. Lo que encontraron es que ambos respondían de acuerdo con sus convicciones y no teniendo en consideración la información objetiva que les presentaban. Los petristas respondían que el proceso de paz sí había funcionado pese a lo que mostraba los datos. Los uribistas hacían exactamente lo mismo, pero desde la otra orilla: respondían que el proceso no había funcionado.

El reciente ejercicio de Samper Ospina tuvo cierta recepción en redes sociales. Muchas personas comentaron que dejaba en evidencia la insensatez de los petristas, la estupidez de las ideologías. Dijeron que ese comportamiento es propio de los fanáticos como los trumpistas y los petristas. Sin embargo, lo interesante de este asunto es que no es una cuestión de enajenación ideológica. Si bien los grupos de interés, los partidos, y las posiciones políticas pueden aumentarlos, los sesgos y en este caso, el sesgo de confirmación es un asunto que nos afecta a todos.

Uno de los hallazgos más importantes de las ciencias del comportamiento a partir del trabajo de Daniel Kahneman y Amos Tversky es la universalidad de los sesgos. Sin distinción de género, nivel educativo o clase, todas las personas en el mundo tratan de descartar, en distintos niveles, la información que pone en duda sus creencias. Todas las personas quieren confirmar que su visión del mundo es la adecuada. Todas las personas, en cierto sentido, somos fanáticas. Nos parecemos más a los “petristas” y a los “uribistas” de lo que nos gusta aceptar.  

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-pablo-trujillo/

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