Según sondeos de opinión, el 85,2% de los venezolanos quiere un cambio político en su país. Con esta cifra contundente, el régimen autoritario chavista, en cabeza de Nicolás Maduro, se enfrenta en menos de cincuenta días a una oposición que, por fin, después de muchos años, llega a unas elecciones presidenciales unida en torno a un mismo candidato. El camino ha sido tortuoso para la plataforma opositora, pues no solo han tenido que enfrentar la persecución política y jurídica violenta de la dictadura, también ha tenido que trabajar para lograr un consenso entre los trece partidos que integran la coalición.

Luego de las inhabilidades que la “justicia” impuso sobre la candidata más querida por los venezolanos y ganadora indiscutible de las primarias, María Corina Machado, el reto de la oposición se concentró en buscar una persona que generara consenso en el pueblo y no cargara con el desgaste de las viejas disputas de poder que diluyeron los intentos de derrotar al chavismo, que ha gobernado el país por 25 años a costa del terrible debilitamiento de la democracia y las instituciones de ese país.

Parecía entonces que la candidata sería la profesora Corina Yoris, pero sin explicación alguna el órgano electoral impidió su inscripción como candidata en los comicios de julio. El panorama era oscuro y la falta de candidato deslegitimaba aún más las elecciones que siempre han estado cubiertas por el manto del fraude de un régimen que ha cooptado todos los estamentos y que rechaza cualquier tipo de veeduría y control al proceso, impidiendo la presencia, entre otras, de la Unión Europea como observadora. A principios de abril, surge la candidatura del diplomático Edmundo González Urrutia como la opción para enfrentar al candidato presidente Nicolás Maduro.

González Urrutia es internacionalista y embajador de carrera. Se ha desempeñado como embajador de Venezuela en Argentina y Argelia, lo que le da una amplia experiencia y experticia en materia de relaciones internacionales. Además, es escritor y también un reputado académico de la Universidad Central de Venezuela y la American University en Washington. En una frenética campaña, el candidato de la plataforma de unidad democrática ha recorrido Venezuela sumando apoyos de gobernadores, alcaldes, diputados y ciudadanos, siempre acompañado por la grandeza de María Corina, que en cada pueblo es recibida como una rockstar, como artífice de esa esperanza que hace mucho tiempo no sentían los venezolanos y el mundo libre, de tener un gobierno que restablezca la plena democracia en el país que fue la cuna de la libertad de los pueblos de América.

Difícilmente el chavismo permitirá que gane González y pondrá todas las trabas posibles para evitar el cambio que lleve a la democratización del Estado. Maduro, Cabello y los demás adalides de esa dictadura criminal, corrupta, violadora de derechos humanos y responsable del mayor éxodo en la historia de occidente, querrán perpetuarse en el poder para seguir llenando sus bolsillos con el dinero infinito del negocio del petróleo y el tráfico de drogas. Más allá de esto, lo cierto es que todo el mundo, todos los defensores de las libertades y la democracia estamos de corazón con Edmundo, con María Corina y con todos aquellos que procuren la libertad y la dignidad de ese gran pueblo. La derrota del chavismo será la victoria de la humanidad. Que vuelva la vida, la dignidad, la libertad, la democracia y todos los venezolanos a su patria que les fue arrebatada.

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