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Con alguna periodicidad, me gusta hacer un balance de la vida. Y es que aunque todos sabemos que el tiempo es implacable, nos seguimos sorprendiendo de lo viejos que estamos, lo grandes que están las hijas de fulano, lo viejos que están los papás de zutano, lo cambiados que están los cantantes que acompañaron nuestra juventud, o lo raro que va siendo ver amigos cada vez con más canas. Que sea inevitable no quiere decir que seamos conscientes de que minuto a minuto se va pasando la vida.

El colegio, por ejemplo, es ya un recuerdo con partes borrosas. Quedaron algunos valores, amigos e historias que son parte de lo que soy, pero que cada vez veo menos claras, como si me fuera alejando. El fútbol, pasión absoluta de mi vida, me importa cada vez menos y no lo he vuelto a jugar, las rodillas raspadas, los goles y las patadas han sido reemplazadas por nuevas preocupaciones. Me quedan el Barcelona y Nacional.

Cuando vino la universidad, y con ella la lectura de textos escritos por mentes brillantes durante siglos, fue como si le diera abono al ser político que siempre he tenido adentro y entonces empecé a defender con firmeza posturas anti sistema pues no podía creer que esté mar de atropellos y de injusticias fuera lo mejor que la humanidad podía construir. Vinieron también las fiestas, nuevos amigos, nuevos debates, nuevos triunfos, nuevos errores. Tomó forma una manera de pensar y una cierta nostalgia que me ha hecho más sensible al dolor humano y me ha permitido dedicar parte de mi vida a intentar disminuir un poco el sufrimiento de la gente.

Rápidamente vino el éxito profesional. Muy pronto tuve la oportunidad de hacer lo que siempre había soñado y pasé muchos años de mi vida sin sentir que estaba en un trabajo cumpliendo una tarea a cambio de un sueldo. Fue una etapa espectacular que me mostró lo bueno y lo malo del poder, que me dejó amistades para siempre y que además me dio a Juli, mi esposa, y María Del Mar, la niña que me hizo estrenar la mitad del corazón (https://noapto.co/estrenar-la-mitad-del-corazon/) y me dio la oportunidad de ser papá.

Después, la incertidumbre. Todas las certezas desaparecieron y en un mar de preguntas me tocó, como a muchos de los que pasan por el sector público, reinventar mi vida profesional. Me costó encontrar la pasión en otros lados y sentí por algún tiempo que estaba realmente trabajando. Proyectos, ideas que no se concretaban, responsabilidades que se acumulaban y el corazón político acallado por la desazón de ver los resultados del esfuerzo esfumarse en las manos del ego de un politiquero inseguro. Todo esto, mientras se acumulaban las responsabilidades de la adultez y con ellas una especie de peso de la vida.

Hablo de lo que he vivido porque quiero entender la voz que he ido construyendo y el mensaje que debo y puedo intentar transmitir. Cada paso de la vida va dejando marcas. Creo que hoy soy más sensible, más pausado para analizar y decidir, tal vez más racional de la cuenta, más mesurado para opinar. En general suelo intentar entender desde donde habla la otra persona para encontrar puntos medios en los que nos podamos encontrar. Cuando me ha tocado liderar busco decidir colectivamente, tener en cuenta los argumentos y las consecuencias de las decisiones. He madurado lo suficiente para tener la certeza de que uno no siempre tiene la razón. También creo que soy buen papá. No soy un optimista exagerado pero sé que las cosas pueden estar mejor. Soy leal a lo que creo y a los que quiero.

¿Qué mensaje puedo/debo dar entonces? Creo que esa parte que he descrito de lo que soy, me permite intentar hablar desde los hechos, con base en la evidencia, sin fanatismos ideológicos, sin vetos religiosos. Tener una voz tranquila, que le baje un poco al ruido o que por lo menos ayude a enfocarnos. Creo que hay que defender la diversidad y la libertad, buscar siempre el bien común y la justicia. Hay que hacer todo lo posible por no sembrar más odio, aunque esto es difícil.

Saber que el tiempo irá cambiando mi voz me da tranquilidad, será muestra de experiencias de vida.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mesa/

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