Quintero es un desastre, y aunque él y su equipo deberán responder por el daño a Medellín, hay responsables, por acción u omisión, de su llegada y del declive social que la permitió.
Responsable es Fajardo que dejó diluir un movimiento cívico de transformación por estar obsesionado con él mismo y no permitir ningún otro liderazgo. Responsables los concejales que, por más alternativos, rastas o feministas que se pinten, continuaron la senda de intercambiar votos por puestos y contratos en esa corporación. Responsable es la izquierda que, en su ambición ciega por llegar por primera vez al poder en Colombia, está dispuesta a negociar cualquier principio.
Responsable Uribe, que feliz metía a sabiendas a su partido a cualquier negociante de la política pensando solo en los votos. Hoy se le venden sus copartidarios a un mejor postor. Responsable Fico que se empecinó en pasar por encima de cualquier cosa, incluyendo la ética, para que Santiago Gómez fuera el alcalde.
Responsables son los empresarios, desinteresados por entender y participar en la política. Aparecen faltando 15 días para elecciones con chichiguas para los candidatos que ven prometedores, así digan que la política era controlada por ellos. Su incompetencia política se demuestra en la irrelevancia de la Veeduría.
Responsables los artistas, las oenegés y los activistas, que no pueden hablar durito y decir la verdad porque viven de subsidios y contratos con la Alcaldía. Responsables los que pasan de agache de las discusiones por mantenerse en puestazos de las cajas de compensación. Responsables los académicos, que están más preocupados por publicar cualquier cosa con tal de subirse el sueldo y tener un año sabático que por interpretar la sociedad.
Responsables los que llevan hasta últimas consecuencias eso de que el uribismo es el culpable de todos los males del país a lo largo de la historia y que no hay mácula alguna entre quienes son antiuribistas.
Somos la decadencia sobre la que florece Quintero. La revocatoria es la oportunidad de reivindicarnos.
