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La estrategia que se ha venido utilizando durante varios años para destruir a TIGO y abaratar su precio está basada en una serie de acciones deliberadas que buscaron, y mal que bien lo consiguieron, debilitar su posición en el mercado. Estas acciones han incluido la reducción intencional de inversiones en infraestructura y tecnología, el deterioro del servicio al cliente, la falta de innovación en productos y servicios, y la generación de una percepción negativa en el público a través de campañas mediáticas desfavorables.
A continuación, expongo las 7 razones por las que considero que el Concejo de Medellín debe votar negativo a la enajenación de las acciones de EPM en la Compañía:
1. Desaprovechamiento de un Activo Estratégico
Tigo-UNE es una empresa clave en el desarrollo de Medellín, pues proporciona servicios de telecomunicaciones esenciales para la ciudadanía y el sector productivo, y lo es aún más en un momento en que la humanidad entera atraviesa una profunda revolución tecnológica, la cual cambiará para siempre la forma en que concebimos la generación de capital. A pesar de la fusión realizada en 2014, que marcó un punto de inflexión en el deterioro de la compañía, EPM sigue siendo el socio mayoritario, y aunque el control efectivo de la empresa está en manos de Millicom, el proceso puede revertirse. Existen los mecanismos legales. Pero si vendemos ahora, se verá comprometido el despliegue y la expansión de la infraestructura de telecomunicaciones en la ciudad y el departamento, negando oportunidades de futuro sobre todo a los sectores más vulnerables.
2. Desconocimiento del Valor Real de la Empresa
Durante el periodo 2022-2023, se estimó que el valor de Tigo-UNE oscilaba entre 2.3 y 2.8 billones de pesos. Sin embargo, en la actualidad, no se dispone de una valoración actualizada de la Compañía. La falta de claridad respecto al patrimonio de la empresa, el monto de las capitalizaciones recientes realizadas por EPM y Millicom, y el valor de la data que maneja la compañía, entre otras muchas variables, constituye un obstáculo para una toma de decisiones clara y transparente. ¿Saben los Antioqueños que la data que posee Tigo-UNE, con más de 50 millones de usuarios en toda América Latina, es un activo de profundo valor, dado su potencial para generar ingresos a través de la explotación comercial y su relevancia en la economía digital?
3. Posible Malversación de los Recursos Obtenidos de la Venta de Tigo-UNE
Desde el Concejo de Medellín se ha discutido la posibilidad de incluir una cláusula de conservación de activos en caso de que se venda Tigo-UNE. Esto implicaría la adquisición de otro activo con los recursos obtenidos de la venta. Sin embargo, también se han propuesto usos diversos para el dinero que ingresaría, como su incorporación a EPM o, como ha sugerido el alcalde, su asignación directa a los recursos del Distrito, lo que dejaría incierto el destino final del capital. Sin el establecimiento de un marco claro y transparente para la utilización de los recursos obtenidos, que garantice su destinación a proyectos estratégicos que impulsen el desarrollo de Medellín, estaríamos entregando un cheque en blanco al alcalde.
4. Pérdida de Empleos
Si el nuevo propietario de Tigo-UNE decide implementar reestructuraciones, es probable que se produzca una masacre laboral que afectaría a cientos de empleados en la ciudad. Tras la fusión con Millicom, la empresa pasó de contar con 2,750 empleados a tan solo 800 en 2024, mediante planes de retiro, despidos y traslados. Esta tendencia continuará inexorablemente si se realiza una nueva venta, destruyendo el futuro de los empleados actuales y sus familias. Es fundamental preguntarse qué sucederá con estos trabajadores y qué garantías se les ofrecerán para proteger sus derechos laborales tras la venta de la Compañía. La preservación de empleos y el respeto a las condiciones laborales deben ser prioritarios en el debate y en cualquiera sea la decisión que se tome.
5. Pérdida de Ingresos a Largo Plazo
Si bien la venta de la participación de EPM en Tigo-UNE podría generar una inyección de capital a corto plazo, es importante considerar las consecuencias a largo plazo. La Alcaldía de Medellín, como accionista, actualmente recibe una porción de las ganancias de la empresa en forma de dividendos. Es cierto que, por la misma estrategia de depreciación del valor que se ha operado con Tigo, la Compañía presenta hoy pérdidas altísimas. Sin embargo, bajo una estrategia de recuperación de la misma, los cálculos actuariales muestran que esta tendencia es fácilmente reversible, lo cual conduciría, de igual forma, a un aumento en el valor de las acciones a mediano plazo. Vender en este momento implica que la ciudad renuncie a las ganancias futuras por plusvalía sobre la Compañía.
6. Menor Atracción de Inversión
Una ciudad que ofrece servicios de telecomunicaciones costosos y de baja calidad corre el riesgo de volverse menos atractiva para la inversión extranjera, lo que limitará las oportunidades de desarrollo económico. La calidad y accesibilidad de las telecomunicaciones son factores determinantes para atraer empresas globales que buscan establecerse en mercados competitivos y bien conectados. Este escenario podría tener consecuencias negativas no sólo en la atracción de nuevas inversiones, sino también en la retención de empresas ya establecidas, afectando el crecimiento económico y el empleo en Medellín y Antioquia.
7. Impacto en la Autonomía de la Ciudad La venta de la participación en Tigo-UNE reduciría la autonomía de Medellín al disminuir su capacidad para tomar decisiones estratégicas sobre el desarrollo económico local. Esto, a su vez, podría incrementar los costos operativos para las empresas locales, reduciendo su competitividad y obstaculizando el crecimiento económico. Una menor autonomía en la gestión de estos recursos críticos comprometería la capacidad de la ciudad para implementar políticas que promuevan un mayor desarrollo del capital equitativo y sostenible.
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