Se nos va el momento del Centro

Se nos va el momento del Centro

En las elecciones del 2018, lo más difícil, en mi opinión, fue el posicionamiento del Centro como una opción real de poder. La decisión de no participar en una consulta interpartidista y la poca capacidad de emocionar al país sintetizada en el apelativo de tibieza, le costó al Centro político la presidencia de Colombia a pesar de que estuvo muy cerca. En estas elecciones, la llamada Coalición Centro Esperanza está perdiendo la oportunidad que le ha brindado aprender de esos errores, esta vez, por el equivocado focus de la energía combativa y la poca inteligencia colectiva para tramitar sus discusiones. Cada día y cada error aleja más el tan anhelado y esperado momento del centro.

Entiendo que estamos en una especie de primarias democráticas, una discusión interna entre las diferentes fuerzas políticas que componen un espectro para definir quién liderará la batalla real: la primera vuelta presidencial. Pero el ambiente ya caldeado en el que está la Coalición Centro Esperanza le está impidiendo visualizar el panorama más allá del 13 de marzo. Las disputas internas se están convirtiendo en disputas personales, ataques bajos y acusaciones graves -la mayoría sin fundamento-, que están generando la sensación de desunión y desconfianza entre sus miembros. Olvidan que su electorado, el cual es mayoritariamente de opinión informada, es muy sensible y dependen más del convencimiento y la emoción que el de la mecánica política. No esperen que quien votó por Fajardo, Galán o Alejandro en la consulta siga con la misma emoción y firme para la primera vuelta si gana otro que no es de su agrado y del cual sólo ha recibido ataques y acusaciones personales.

La coalición carece de liderazgo. Alguien que convoque, genere confianza y lidere una inteligencia colectiva para dirimir las diferencias, definir el rumbo y visualizar el futuro más allá del 13 de marzo. Esto no significa que no haya debate o discusión, significa que la discusión puede ser resuelta y que la coalición se sobreponga a ella. Al fin y al cabo, si alguno sale elegido presidente se espera que gobiernen juntos, como un bloque con una visión de país mas o menos unificada. Hoy parece que no es así, que la coalición sólo está junta porque hay una mutua necesidad más no porque representan un espectro político que está en contraposición a los demás que también están en el partidor.

Por el contrario, el focus combativo parece centrarse en el que está al lado. Ignoran, a mi pesar, que el verdadero contendor ya tiene un puesto seguro en la primera vuelta presidencial y que quien se disputará su lugar en la segunda será quien se demuestre capaz de darle la batalla. A mi parecer, esa debería de ser la estrategia: mostrarse como un bloque viable capaz de derrotar a quien lidera las encuestas y al tiempo, inviabilice a la coalición de la continuidad Duquista. Esto es, una Coalición Centro Esperanza que genere la emoción de una batalla inminente y que solo tendrá un paso obligado el 13 de marzo.

Algunos dirán que ese debería ser el focus después de la consulta del 13 de marzo y que este es el momento de la discusión interna. Creo que es el momento de que la consulta genere emoción y esperanza, impulsen sus listas al Congreso para obtener las mayorías deseadas y no abra las heridas que serán cobradas después de la consulta. Al final, los resultados de la consulta determinarán positiva o negativamente, los resultados de la primera vuelta presidencial.

Quien gane la consulta no será quien sortee mejor los ataques de sus propios compañeros, sino el que se muestre capaz de unir al centro en un propósito común: ganarle al populismo de derecha y de izquierda que está en ciernes sobre le país. Como un fiel militante de este espectro, espero no sea tarde para que sigamos soñando con #ElMomentoDelCentro.

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