Saludos a lo nazi

Elon Musk hizo un saludo Nazi en el discurso que pronunció el día de la posesión de Donald Trump. Otros dos del club de la ultraderecha durante la Conferencia de Acción Política Conservadora, CEPAC, que se celebró en Washington, saludaron como Nazis: Eduardo Verástegui, actor mexicano metido a político. Y Steve Bannon, nada más y nada menos que asesor de Trump durante su primer mandato y uno de los ideólogos del MAGA.

¿Por qué lo hacen?

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial las evocaciones a Hitler son un tabú porque representan lo irrepetible, la maldad inefable. El mundo completo, sobre las ruinas de Europa, con la tierra humeante de Hiroshima y Nagasaki tras la bomba atómica; en medio del duelo de la exterminación judía; sobre de los cuerpos tibios de más de 40 millones de víctimas civiles y de 25 millones de soldados, se puso de acuerdo en hacer lo necesario para no repetir el horror.

De esa reflexión sensata surgió el multilateralismo representado en la ONU y en todas las organizaciones internacionales de cooperación surgidas a partir de entonces. A partir de ahí se siguieron construyendo acuerdos universales que se arraigaron en la mentalidad occidental. Los derechos humanos son un ejemplo, la evidencia del calentamiento global, el derecho a las migraciones, el libre comercio, los objetivos del milenio…

Entonces, ¿por qué los poderosos de moda, adoradores de Donald Trump, están imitando a Hitler?

Porque pueden. Quieren poder. En 2016 Trump dijo que aún si cometiera un asesinato en la mitad de la Quinta Avenida sería elegido presidente de Estados Unidos. En 2024, a pesar de ser un convicto por falsificación de documentos comerciales, fue elegido para un segundo período presidencial. Hay un furor popular creciente y una ola de apogeo ideológico de la ultraderecha en el mundo.

Porque están recorriendo un camino parecido al de Hitler en su día. Al menos, en los reclamos territoriales, que fue haciendo de a poquitos y que terminaron en la invasión de Polonia (y en la guerra).

Uno ve a Trump queriendo a Gaza para sí, dándole a Razón a Putin en que los territorios invadidos y conquistados de Ucrania le pertenecen; reclamando a Canadá como un estado de los Estados Unidos, ofreciendo plata por Groenlandia, rebautizando el golfo de México.

Y uno se ríe de esos despropósitos. Pero no debería.

Porque están cimentando su ideología en los anhelos de grandeza que tuvieron sus territorios en el pasado, como Hitler en su día. Make America great again es justo eso: la evocación de un pasado grandioso, cuando Estados Unidos no se plegaba a los intereses de nadie y ponía las reglas.

El saludo Nazi representa hoy una declaración de principios contra el multilateralismo y la ONU, a la que consideran reproductora del comunismo y de todo lo que llaman Woke. Los saludos Nazis (vendrán más), son un canto de guerra contra las reglas de gobernanza internacional que nos han protegido a todos de la destrucción hasta ahora. Y la incapacidad burocrática del multilateralismo para autorreformarse y reaccionar ante la ola del tsunami en las narices, nos deja a todos indefensos.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/catalina-montoya/

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