Rodolfo viejo hermoso

Rodolfo viejo hermoso

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No creo ni que Rodolfo sea el fin de la corrupción, ni espero que el suyo sea un gobierno extraordinario. Eso sí, me encanta lo espontáneo y natural del personaje que ha construido, que cuestione las formas tradicionales de hacer campaña, que haga política con sus propios recursos, que no sea capitalino y que su estabilidad económica no dependa de una victoria electoral.

Aún así, para mí esto se trata más bien de lo que no espero de Rodolfo: improvisaciones económicas,  tener a los empresarios de enemigos, aumentar estrepitosamente los impuestos y el gasto del Estado, ser un señor de la guerra, un conservador fanático o perpetuarse en el poder (su edad es hasta una ventaja, probablemente no lo tendremos de ex presidente cansón durante 30 años).

Un buen indicio es que los mercados tampoco esperan de él las mayores locuras, las acciones colombianas suben y el dólar cae a la par que aumentan las probabilidades de victoria de Hernández sobre Petro. Buenos son también sus compromisos con el respeto a la diversidad sexual, el aborto y la despenalización de la marihuana, agendas liberales que la derecha urgentemente debe dejar de ignorar.

Va a llegar con muchos menos compromisos políticos que su contraparte, que está requete empeñada, pero sobre todo nos va a salvar de la debacle de un gobierno imprimiendo billetes para repartir subsidios con criterios electorales, de la apropiación del ahorro pensional de las personas, de una reforma tributaria para recaudar 50 billones y de la crisis que significaría el fin de las EPS, Ecopetrol e Hidroituango.

Gracias viejo hermoso, te votaré porque me devolviste la esperanza de vivir en Colombia ¡Vamos a ganar!

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