Regular arriendos: tiro en el pie

En Medellín es carísimo vivir, no está en discusión ni es agradable, y es, en definitiva, un nuevo problema social. Pero lo que sí es menester debatir son las razones por las cuales nos volvimos una ciudad de vivienda costosa, porque suenan voces que proponen un remedio peor que la enfermedad.

Una de las propuestas más nocivas para enfrentar esta situación es el pedido de regular el precio de los arriendos, que es algo así como enfrentar la fiebre programando el termómetro para que no pase de 38°C. Un aparente alivio instantáneo pero que aplaza peores efectos de la enfermedad. El precio no es la enfermedad, es simplemente una señal, un síntoma.

Precisamente, por eso hay que hurgar el problema antes de declarar soluciones inútiles como la regulación de precios o echarle la culpa a los gringos (cuando las viviendas turísticas no son ni el 1 % del total de viviendas de la ciudad). La raíz de todo es que en Medellín se construyen mucho menos apartamentos de los que se requieren, y los precios obedecen a un clásico ejemplo de la oferta y la demanda, de hecho, no debería ser difícil de entender.

Se construye menos vivienda en Medellín que en Bogotá, Cali, Cartagena o Barranquilla. Entonces si ya sabemos que el problema de los precios viene de tener una oferta mucho menor que la demanda, ¿qué lograríamos “abaratando” los arriendos con una regulación? Desafortunadamente la respuesta no es ni siquiera nada, sino agravar el problema.

Construir es muy costoso en Medellín (y en buena medida, es el Estado el que daña el mercado con las regulaciones del POT), por lo tanto y para recuperar la inversión, deben vender caras las viviendas. ¿Por qué alguien compraría un bien caro, si dado el arriendo regulado, no va a ver un retorno de la inversión? Exacto, nadie. “Controlar” los arriendos es acabar de matar un mercado ya agónico.

Tenemos ejemplos a la mano para ilustrar esto: gobiernos de izquierda promovieron la regulación de alquileres en Barcelona y Madrid, ¿qué pasó? Efectivamente, los arriendos bajaron, pero así mismo cayó dramáticamente la oferta de vivienda (48 % desde 2019, en la capital catalana). Es decir, que ya te alcanza el salario para pagar un alquiler, pero se ha vuelto feroz la competencia para encontrar un “piso” disponible, valiente gracia…

Créale a quien hable de construir y densificar a Medellín, y no caiga en los cantos de sirena de una solución que parece simple y justa, pero que implicaría pegarse un tiro en el pie.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/

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