Raspar la olla

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Esta semana, el Concejo de Medellín le aprobó 700.000 millones de pesos en vigencias futuras de 2023 y 2024 al alcalde Daniel Quintero, para reparar graves daños en la infraestructura física de la ciudad.

Parto de un hecho indiscutible: Hace meses Medellín necesita con urgencia intervenciones en sus colegios, escenarios deportivos, calles y otros equipamientos urbanos. Luego la pregunta no es si se tienen que reparar los colegios y demás espacios de la ciudad, sino por qué el alcalde no previó inversiones para su mantenimiento ni en su plan de desarrollo ni en el presupuesto municipal, con cuáles recursos debían financiarse estas reparaciones y por qué la ciudad debe correr con los costos de la incompetencia de Quintero.

Confío en la honestidad y buenas intenciones de alguno de los concejales, sin embargo, no comparto la decisión del Concejo por tres razones fundamentales:

Primera: la oposición en bloque debía presionar a Quintero para que hiciera ajustes y traslados presupuestales para cubrir con presupuesto anual el costo de las obras. ¿O es que se acabó la plata en la Alcaldía de Medellín y por eso piden vigencias futuras? Que los colegios estén en ruinas es responsabilidad de una administración que no previó ni destinó recursos para su mantenimiento, la situación actual es consecuencia de dos años y medio sin recibir inversión para reparaciones.

Usar vigencias futuras no es malo en si mismo, pueden ser importantes para financiar megaproyectos estratégicos para la ciudad como el metro de la 80, cuyas vigencias por $736.442 millones irán hasta 2034. Sin embargo, los mantenimientos y reparaciones no son proyectos de esta naturaleza, por lo cual las obras de los colegios deberían financiarse con el presupuesto corriente. Quintero dijo que el mantenimiento de los colegios no estaba contemplado en su plan de desarrollo y por ello hoy no habría plata para atender este asunto. ¿A qué alcalde se le pasa por la cabeza no destinar recursos para el mantenimiento de los colegios? 

Segunda: Medellín tiene y siempre ha tenido recursos. 

El alcalde se jactaba de ser el que había tenido el presupuesto más alto en la historia, con 6.5 billones en su poder. Además, esta administración es la que más ingresos ha recibido por transferencias de EPM,  (cerca de 2 billones de pesos al año) y cada vez más recursos por pago cumplido  de la ciudadanía de su impuesto predial y de industria y comercio. ¿Cómo viene Quintero a decir que no le alcanza el presupuesto anual de la ciudad? ¿A dónde se está yendo toda esa plata?

En los presupuestos, los gastos se dividen en dos grandes rubros: gastos de funcionamiento y gastos de inversión (que siempre son muy superiores a los primeros). Luego si en esos 6.5 billones hay enormes partidas para inversión, cabe entonces preguntarle al alcalde ¿Cuáles son y dónde están las grandes obras en las que ha invertido la plata de la ciudad, y por las cuáles ya los 6.5 billones no le alcanzan?

Medellín es una ciudad que siempre ha contado con recursos suficientes para hacer grandes obras, y al tiempo mantener una oferta institucional de calidad, en espacios dignos y agradables para su ciudadanía. ¿Por qué hay que usar presupuestos futuros para reparar las instituciones educativas?

Tercera: Quintero ha sido un alcalde corrupto, y pésimo administrador. Su incompetencia y corrupción han llevado a la ciudad a una situación crítica y a un caos institucional sin precedentes, en el que las familias y poblaciones más vulnerables han pagado la cuenta.

Un ejemplo es la primera infancia: Hoy la cifra de desnutrición crónica en menores de 6 años en la ciudad es la peor desde el 2014, a esto se suman denuncias de la ciudadanía sobre irregularidades en el PAE, en colegios como la Institución Educativa Maestro La Sierra, en la que los niños se tienen que turnar el refrigerio pues los alimentos no alcanzan, teniendo que esperar hasta ocho días para que les llegue el turno para comer. La veeduría “Todos por Medellín”, denunció que el presupuesto para el Plan de Alimentación Escolar en 2022 es 6.000 millones menos que lo invertido en 2021. El diario El Colombiano señaló que “el gobierno Quintero les está dando alimentación a 65.000 niños menos de los que les daba el gobierno Fajardo y a 85.000 niños menos de los que alimentaba el gobierno Gaviria.” ¿A qué administración se le ocurre reducir el presupuesto para la alimentación escolar en medio de la peor crisis de desnutrición crónica de la primera infancia de los últimos 8 años en la ciudad? ¿Por qué en una ciudad con un presupuesto de 6.5 billones hay niños con desnutrición crónica?

A esto se suman crisis en la cultura, con el anuncio de que las Bibliotecas públicas de la ciudad no abrirán sus puertas domingos y festivos, pues mediante una resolución la alcaldía decidió recortar sus horarios de atención (ignorando que la mayor actividad cultural de las bibliotecas ocurre precisamente los domingos, pues es el día en el que más población infantil está acompañada de sus padres); crisis en el Hospital General, que hoy pasa por denuncias de corrupción en la contratación de alimentación y otros insumos, denuncias por falta de materiales médicos, y ahora denuncias por mora en los pagos a los trabajadores, a quienes adeudan la primera quincena de julio y no tienen seguridad social, pues el Hospital no le pagó al contrato sindical que los subcontrató; crisis en las organizaciones sociales y comunitarias atropelladas por el alcalde, que esta semana exigió a la Corporación Picacho con Futuro que entregara su sede social, desconociendo el aporte histórico que organizaciones como Picacho han hecho a Medellín, y tratando de destruir en 4 años el tejido social construido durante 30. 

¿Cómo confiar entonces 700.000 millones más del erario al alcalde de los escándalos en Metroparques, EPM, Telemedellín, INDER, DAGRD, Buen Comienzo, Hospital General, Metrosalud, y un eterno etc que ha llevado a la ciudad a semejante crisis? 

Genera desconfianza que Quintero siempre esté pidiendo más plata, aun contando con billones de presupuesto público y teniendo bajos indicadores de ejecución de dicho presupuesto en áreas clave como Inclusión Social, Medio Ambiente, y DAGRD. ¿Qué está pasando con los recursos de la ciudad? Son múltiples las denuncias de sobrecostos en contratos, burocracia desmedida, nuevas secretarías, y  descuentos a contratistas cuestionables.

Desde que empezó, no ha habido una semana sin un escándalo de Quintero o sus aliados. Una ciudad que no confía en su alcalde no puede seguirle entregando la chequera pública. Lo que muchos tememos es que estos recursos tendrán el mismo destino de los billones y billones que han pasado por sus manos. El alcalde dejó acabar la ciudad, malgastó recursos durante 3 años, y ahora salió a pedir más plata. No estará contento hasta haber sacado el último peso de las saqueadas arcas de la ciudad, y como decimos aquí: no va a parar hasta “raspar la olla”.

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