A la pregunta ¿es posible un racionamiento de energía en Colombia? Le respondo: Sí, y venga le cuento el porqué de mi opinión.
Vale la pena hablar de la diferencia entre racionamiento y apagón. El primero se refiere a periodos planeados en los que se deja de contar con un servicio en horarios y zonas específicas, como el que vivió recientemente Bogotá por casi un año con el servicio de agua potable. El segundo obedece a la ausencia del servicio de manera súbita, usualmente por un daño o un fenómeno no previsto y cuya duración es indeterminada.
Para muchos de nosotros estos términos han sido solo parte de las noticias recientes, sin embargo, para algunas regiones del país hacen parte de su “normalidad” puesto que no tienen suministro de energía durante largos periodos del día, es decir, viven en un racionamiento diario; y para otros, ya con algunos años, es un fantasma que se vivió en el país entre 1992 y 1993 ocasionando que no se contara con energía durante más de nueve horas diarias. Le invito a que imagine su vida diaria sin energía, sin televisión, sin internet, sin aire acondicionado y sin muchas de las comodidades que damos por sentadas.
Hablemos entonces de la posibilidad o no de estos fenómenos en nuestro país en el futuro próximo. La primera perspectiva que quiero plantear obedece a una relacionada con lo técnico, y es que Colombia es un país altamente dependiente del agua para su generación de energía eléctrica, más del 70% de nuestra generación se hace a partir de fuentes hídricas, es decir, somos un país sensible a los fenómenos climáticos y la benevolencia de Juyá: Dios wayuu de la lluvia.
Por ejemplo, durante el 2024, con uno de los fenómenos del niño más intensos que se han vivido en los últimos años, los niveles de los embalses en abril de ese año estaban al 33%, ocasionando que se necesitara de otras fuentes como el gas natural para suplir la demanda energética del país, mientras que para el mismo mes, pero del año 2025, con las lluvias de los últimos meses, los niveles han subido hasta un 60%, disminuyendo así la necesidad del uso de combustibles fósiles para la generación, pero no eliminándolos.
Y sí, se vienen adelantando proyectos y alternativas para disminuir el impacto de este tipo de fenómenos en el país, pero la energía solar y la eólica no son las soluciones de fondo en el corto y mediano plazo, puesto que siguen dependiendo de fenómenos climáticos y para las que se necesitan intervenciones de fondo en nuestra infraestructura eléctrica.
Por favor no me tome a mal, soy un fiel creyente del uso de las energías alternativas como protagonistas de la diversificación de nuestra canasta energética, pero me parece un discurso mediocre y populista cuando se habla de energía solar residencial como la panacea energética cuando hay necesidades más profundas y de mayor impacto, como agilizar la entrada en operación de proyectos importantes en el país, tanto en el capítulo de generación como de Transmisión y Distribución, o promover usos más eficiencias de la energía en todos los sectores.
La otra perspectiva que pongo en consideración es la administrativa, puesto que es cada vez más común que se presenten deudas considerables con diferentes empresas del sector energético que pueden ocasionar que tengan que cerrar sus operaciones y por ende impactar la disponibilidad del servicio de energía. Para la muestra un botón: Puerto Carreño; capital del departamento de Vichada, tuvo apagones por más de 12 horas durante diferentes días del año 2024 a causa, de entre otras razones, del no pago por parte del gobierno nacional a la principal empresa generadora del municipio. Y aunque se ha venido subsanando esta cartera, dicho fenómeno desincentiva las inversiones necesarias para mejorar la robustez y diversificación de nuestro sistema eléctrico nacional.
Por último, y no es un capítulo menor en el escenario de un posible racionamiento, la falta de planes serios, estructurados y sostenibles alrededor de los hidrocarburos, puesto que en el corto y mediano plazo se necesitan para el andar del país. No se puede hablar de “seguridad energética” sin hablar de éstos y sin tener en cuenta la realidad del país, la madurez tecnológica, la infraestructura actual y la disponibilidad de recursos.
Entonces sí, es posible un racionamiento energético en Colombia si no se toman las medidas adecuadas, si no se plantean planes al corto, mediano y largo plazo que busquen garantizar la disponibilidad de la energía. Y la opción no puede ser simplemente encender la veladora al santo de su devoción para que siga lloviendo.
Hemos sido un país con la fortuna de tener agua suficiente para no tener apagones o racionamientos importantes en los últimos 30 años, a diferencia de muchos de otros países latinoamericanos, pero no podemos seguir dependiendo de esa suerte y son estos periodos con “abundancia” de agua los que se tienen que aprovechar para pensar, porque en época de crisis sólo se tomarán acciones paliativas, seguramente insostenibles y mucho más costosas para todos. Se vale pensarnos diferente, aprovechar mejor nuestros recursos y dejar de pensar que la energía solar es nuestra única y mejor opción.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/julio-betancur/